Las Sierras de Castril y Seca, a ambos lados del cauce del río Castril, constituyen la parte más externa del Prebético Interno de las Cordilleras Béticas. Son grandes espesores de rocas carbonatadas, calizas y dolomías de edad Jurásica-Cretácica, continuidad de la vecina Sierra de Segura, protegidas bajo la figura el parque natural.
Para acceder a las cumbres de la sierra de Castril, concretamente al Pico del Buitre de 2.020 m de altitud, nos desplazamos sobre el barranco del Laude, atravesando espesas manchas de pino negral acompañado por numerosas cadas, torvizcos machos, matapollos, agracejos, arces… Este pinar es sustituido en altura por el pino laricio o salgareño, acompañado de numerosos ejemplares de carrasquillas, piornos azules y enebros rastreros, cuyos frutos aromatizan la ginebra.
Ascendiendo por la ladera oeste de la Sierra de Castril en dirección a la cumbre de los Tejos, de 1.987 m, o al Buitre, atravesamos numerosos niveles de fósiles formados por corales, algas, rudistas, turritellas…
Las cumbres de esta sierra están ocupadas por numerosas oquedades llamadas dolinas. Son estructuras de disolución subterránea en las calizas, cuyo techo se hunde con el tiempo, y forman estas estructuras redondeadas o alargadas, ocupadas por aves como el escribano montesino, la collaba gris y la collaba rubia, que predan sobre los abundantes insectos existentes.
Cuando se funde la nieve que cubre la zona gran parte del año, se va filtrando por los poros microscópicos de las rocas formando los acuíferos, que con el paso del tiempo reaparecen a modo de manantiales o sugerencias. Al mismo tiempo va formando cavidades que se ensanchan, formando grutas y simas.
Estas sierras constituyen un espacio eminetemente forestal, con poca influencia del hombre salvo pastores y algunos excursionistas, por lo que constituyen una zona óptima para la observación de la fauna.