En la placeta del Almez, la más bella de todas las de la zona, un viejo y solitario olmo nos envuelve en extraña melancolía.
En ella hay escaleras y viviendas con vanos arqueados que dan juego y sereno movimiento a todo el espacio. Lugar, en definitiva, para el romance lorquiano:
“La tarde se puso íntima como una pequeña plaza”
La leyenda de la Losa Negra
Por algún lugar de la placeta del Almez o tal vez en el interior de algún patio de vivienda, había una gran losa de mármol negro que tapaba la boca de un subterráneo del que surgían ruidos misteriosos.
Una noche, una madre y su hija vieron cómo un grupo de hombres vestidos a lo moruno realizaron una danza alrededor de la losa, que finalmente se abrió para permitir la salida de un joven que se marchó con ellos. Atraída por la curiosidad, la impulsiva muchacha se introdujo en la cueva, pero la losa se cerró tras ella.
De vez en cuando se oyen en la media noche los sollozos de la muchacha que no saldrá de su cautiverio hasta que Granada vuelva a ser musulmana.