Palacio de Dar-al-Horra

El Palacio de Dar-al-Horra perteneció a la familia real, como indica el vocablo “horra”, que puede traducirse por sultana, aunque otra acepción hace mención a la mujer casta y honrada, que a su vez dio lugar a una leyenda. Se sabe que fue construido en un momento tardío del siglo XV y que perteneció a Aixa, esposa legal de Muley Hacen y madre de Boabdil, que viviría en él tras ser repudiada por su esposo cuando tomó como concubina a la cristiana Isabel de Solís.

El exterior
Aunque estamos ante una casa nazarí nobiliaria, hay que destacar que su exterior no refleja en absoluto esta carac­terística o poderío, como era propio de la idiosincrasia islámica. Los únicos vanos son los ajimeces, concebidos como miradores para sus usuarios con la finalidad de observar y no ser vistos, a lo que contribuía el uso de las celosías. Es conveniente también fijarse en el muro de arranque, de dura argamasa y diferente al resto del aparejo, que algunos investigadores lo consideran perteneciente al alcázar de Badís.

El jardín que precede a la vivienda es una construcción moderna. A él se abre una de las fachadas del palacio donde está la entrada actual, que no es la original. Ésta estaba en el otro extremo del muro y fue cegada, aunque todavía es visible su silueta en el enfoscado de la pared.

Centro del patio
La organización del espacio responde al esquema ya desarrol­lado, es decir, un patio rectangular con crujías en los cuatro lados, exhibiendo pórticos de tres arcos en los menores. La carac­terística más notable es la existencia de una planta alta en el flanco norte con galería de acceso.

Aunque la casa ha sufrido importantes remodelaciones, la imagen que presenta responde bien a su primitivo diseño. Los pórticos no son los que construyeron los nazaríes, aunque se apoyan sobre las columnas primitivas. Sí se conserva casi intacto el alero de canes aquillados y las inscripciones coránicas que rodea el patio a la altura de la primera planta. Muy auténtica es también la galería superior, y por eso se presenta hoy con mayor profusión de elementos decorativos. Son arcos angrelados sustentados sobre pilastras y con atauriques en las albanegas.

La alberca, que aparece descentrada, no ocupa su emplazamiento primitivo, que estaba en el cuadrante suroeste del patio. Esta posición original anómala se debió al aprovechamiento de un aljibe preexistente que fue integrado en la estructura de la casa y que obligó a dicho desplazamiento. Se conserva, no obstante, el surtidor a ras del suelo como era propio del gusto musulmán.

Salones principales
Empezamos por la sala norte. Se entra a través de una puerta con arco que tiene tacas en los costados y al que se sobreponen vanos cerrados por celosías. Debió ser la sala de recepción de la casa, y su distribución, a pesar de haber sido remodelada, conserva todas las características de las habitaciones andalusíes: un espacio simétrico rectangular con alhanías en sus extremos. Singular es su mirador de ventana geminada con arranque desde el suelo para contemplar el exterior sentados sobre cojines y cerrado con celosías para observar sin ser delatados. Está todo muy remodelado, salvo la pequeña armadura de ataurique.

 

Pasamos ahora al salón meridional, que perdió su naturaleza al ser rehecho para capilla de la enfermería del convento. Es de destacar su armadura con sus estribos en el aire debido al ensanche de la sala y otra poligonal de resabios góticos en el presbiterio.

Estancias superiores
Se accedía a ellas a través de sendas escaleras colocadas en los vértices del patio, ya que no hay comunicación entre las habitaciones de la primera planta. La del ángulo noreste se ajusta bien al esquema andalusí: caja estrecha de un solo trazo con machón central y mesetas partidas.

De todas las salas es de destacar la que se levanta en la crujía norte, muy original y en magnífico estado de conservación, por lo que es recomendable prestarle especial atención. Conserva su galería, arco de entrada con tacas de arquitos gallonados, alacenas, alhanías… Todo con decoración de lazo, epigráfica… Se cubre con armadura decorada de ataurique sobre fondo rojizo, el modelo más notable en su género en Granada.

 

Por último la torre tiene un extraño emplazamiento que hace suponer que no estaba prevista en el trazado inicial del edificio. Como ha sido renovada varias veces no conserva elementos antiguos, a excepción de un arquito.

La casa tiene un jardín posterior donde se han descubierto restos de acequia medieval que llenaba el aljibe y regaba las huertas del palacio.