Se distingue fácilmente a pesar de estar rodeado de grandes -en volumen- edificios. Es símbolo de la arquitectura religiosa y monacal del barroco. Es el Monasterio de la Cartuja, un edificio que destaca por su majestuosidad y riqueza. El lugar ya no está lleno de hermosas huertas y jardines como en épocas pasadas, ahora está repleto de universitarios y amantes de la buena arquitectura y arte que van a visitar el Monasterio, que ha experimentado cambios, pero sigue siendo una joya.
Para saber cuando empezaron a ponerse las primeras piedras hay que remontarse a 1506. Si bien, dicen los libros que sus obras continuaron durante tres siglos. El Monasterio fue habitado por monjes hasta 1836 hasta que con las desamortizaciones les fueron arrebatadas las tierras y los bienes, después hubo cambios en lo arquitectónico y en los habitantes. Han pasado siglos, han variado las construcciones y distribuciones, pero La Cartuja sigue siendo un gran monumento y centro de una gran riqueza artística en todos los sentidos.
En su construcción se fusionan los estilos gótico, renacentista y barroco. Su templo, sancta santorum y sacristía marcan el auge del barroco andaluz y español. Declarado Bien de Interés Cultural, alberga una valiosa colección de pinturas del cartujo Sánchez Cotán, así como obras de Bocanegra o Carducho.
La iglesia fue terminada a principios del siglo XVII por el cantero Cristóbal de Vílchez y presenta una sola nave.
Tiene tres puertas de acceso, una para los fieles y las otras dos que, comunicando con el claustrillo, fueron para los monjes y los legos. Su fachada, de mármol gris con dos grandes columnas jónicas, fue realizada en 1794 por Joaquín Hermoso. Destaca la puerta que divide los coros, realizada por José Manuel Vázquez, con incrustaciones de marfil, carey, plata, ébano y palosanto.
A los lados de esa puerta hay dos retablos barrocos con dos cuadros de Sánchez Cotán. Los cuadros que aparecen en las paredes representando escenas de la vida de la Virgen y el de la Inmaculada, sobre la puerta de entrada, son obra de Pedro Atanasio Bocanegra, pintados hacia el año 1670, a quien se debe también el lienzo de Nuestra Señora del Rosario que hay en un retablo de Hugo, San Juan Bautista, San Bruno… También hay otros dos bonitos cuadros debidos a Bocanegra: los Apóstoles rodeando el Sepulcro de la Virgen y, encima, la Asunción de Nuestra Señora. El altar mayor, data del año 1710.
El Monasterio está lleno de firmas de grandes autores y de pinturas y arte. El sagrario o sancta santorum fue obra del gran maestro andaluz del barroco Francisco Hurtado Izquierdo (s.XVIII) y es una joya. Es uno de los conjuntos barrocos más completos del arte español, según los especialistas. En su decoración interior, de gran dinamismo, van de la mano arquitectura, pintura y escultura. Trazado de forma independiente a la iglesia, fue concebido como un camarín bajo, un lugar cerrado para acoger el Tabernáculo de mármoles y jaspes donde se alberga la Sagrada Forma, y en cuyos lados, aparecen las doradas esculturas de las Virtudes.
En el presbiterio, cubierto con bóveda elíptica, destaca el altar mayor; se trata de un altar-baldaquino de madera dorada que deja transparentar el gran cristal que dentro de un arco, de medio punto separa el presbítero del sancta santorum. El baldaquino, realizado por Francisco Hurtado Izquierdo (s.XVIII), acoge una asunción del escultor José de Mora.
La sacristía está situada a la, izquierda del presbiterio. Presenta planta rectangular, dividida en cuatro tramos, cubiertos con bóvedas de medio punto los tres primeros y elíptico el último. Está “decorada” con pinturas y esculturas de diferentes autores. La decoración se completa con los altos zócalos de mármol y las bellas cajoneras de taraceas, como las puertas, realizadas por el lego cartujo J. Manuel Vázquez.
Entre tanta escultura, pintura y arte en general desde el Arzobispado explican que el claustrillo al parecer fue trazado por Fray Alonso de Ledesma, a mediados del s. XVI, como la iglesia y el gran claustro que se arruinó a mediados del s. XIX.
A él se accede a través de una puerta situada a la derecha de la entrada a la iglesia. El patio está centrado, por una fuente, y a él se abren galerías de arcos de medio punto sobre columnas de capitel dórico. En torno a él se distribuyen las diversas dependencias del Monasterio. El refectorio, de planta rectangular y cubierto, con bóvedas ojivales se comenzó a construir en 1531. De sus muros cuelgan los lienzos realizados por Sánchez Cotán sobre el origen y el comienzo de la Orden Cartujana. Preside el testero la Santa Cena.
Comunicando con el refectorio se encuentra la sala de profundis, construida en 1600. Aquí se halla un pequeño retablo con un lienzo de San Pedro y San Pablo, del mismo autor.
La sala capitular es la más antigua edificación del Monasterio (1517). Tiene planta rectangular y se cubre con bóveda de crucería. Los lienzos que cuelgan, de sus muros son obra de Vicente Carducho, con temas de la vida de los cartujos.
En la galería del patio, junto a la nave de la iglesia, hay cuatro capillas, albergando cada una de ellas un Ecce Homo, en barro policromado de los hermanos García (finales del s. XVI) y otra, una escultura de la Virgen con el Niño, de José Risueño (s. XVII-XVIII). Los Hermanos García, Jerónimo, Francisco y Miguel, que trabajaron en Granada en torno al año 1600 eran -al parecer- canónigos de El Salvador. El Ecce Homo representa a Cristo solo tras la flagelación, con corona de espinas, las manos juntas y atadas con la cuerda que baja del cuello.
Un breve apunte más, durante mucho tiempo se dijo, que la gran puerta que da acceso a la iglesia, ornamentada con numerosos clavos de bronce, había sido fabricada con tableros de parras gigantescas.
Breves pinceladas arquitectónicas e históricas: Este Monasterio comenzó a edificarse en 1506 y en su construcción se fusionan los estilos gótico, renacentista y barroco. Su templo, sancta santorum y sacristía marcan el auge del barroco andaluz y español. Declarado Bien de Interés Cultural, alberga una valiosa colección de pinturas del cartujo Sánchez Cotán, así como obras de Bocanegra o Carducho. El claustro, la iglesia, la fachada, el refectorio, las diferentes salas, el sancta santorum, entre otros, son auténticas maravillas.
Horarios de visitas: De lunes a domingo de 10.00 a 13.00 y de 16.00 a 20.00. Cuesta 3,50 euros y a los pensionistas 2,50.