El espacio que hoy se ve en la embocadura del arco de las Pesas, es la única plaza que hubo en el lugar hasta 1576, es decir, durante la época musulmana y morisca, lo que nos da una idea de cómo eran los espacios islámicos en torno a las puertas, excesivamente pequeños y destinados a la instalación de zocos, pues la plaza, con el sentido funcional y ceremonial del mundo cristiano, no existía en el urbanismo musulmán.
Es un sugerente rincón medieval, auténtico y sin parangón en Granada. Aparte del zoco, este ensanche debió ser también lugar donde se sacrificaban los animales destinados al consumo, aunque, como se ha visto, la infraestructura de obra para las carnicerías se hizo después. Era, por tanto, un espacio clave en el que el morisco recordaba sus ancestros y mantenía vivas sus creencias, pues los animales, tras la advocación a Alá, se degollaban mirando a La Meca.
Esto lo sabían las autoridades y para evitar connotaciones religiosas emitieron diversas disposiciones, como la que obligó a que siempre estuviese presente un carnicero cristiano. Pero su aplicación en un barrio musulmán por los cuatro costados, resultó inviable o cuanto menos dudosa. El enclave fue, pues, un foco continuo de herejía, concretada en los referidos ritos.