El olor de las diferentes plantas, el ruido suave del agua, el susurro de los pájaros y la exquisita distribución de sus construcciones y jardinería. El jardín de época nazarí de Vélez de Benaudalla es un remanso de paz y de buen gusto. Un lugar en el que era y es muy fácil pasear sin ningún sobresalto, en el que se cuidó -aunque con el paso de los años se ha modificado y alguna perdido- la arquitectura, jardinería y el agua y en el que no es ni fue complicado olvidarse del mundanal ruido.
No es de extrañar que los mandatarios nazaríes se enamoraran de este rincón de la provincia rico en agua. Vélez de Benaudalla está situado en la margen izquierda del río Guadalfeo, ahora frente a los Guájares y al pie de la sierra de Lújar. El lugar perfecto, sin duda, para que prosperara el frondoso jardín nazarí, perteneciente a una almunia de hace más de quinientos años.
Un auténtico paraíso, de los que quedan pocos en Europa y en el que el recorrido del agua deja estampas de un gran valor y muy agradables de mirar. Un jardín muy particular que fue candidata a las siete maravillas de la provincia de Granada.
Las canalizaciones de agua manifiestan para muchos el gusto que tuvieron los musulmanes por las casas de campo. La vivienda de tipo palaciego fue restaurada en el siglo XVIII, aunque presenta una primitiva estructura. Tiene como eje un patio central sobre el que se sitúan las tres alas del edificio.
Así, el eje central está construido por una acequia, paralela a la cual se disponen las fuentes y surtidores. La vegetación que embellece el jardín sigue una cuidada distribución formando dibujos geométricos. Un espectáculo, sin lugar a dudas, tanto para la vista como para el olfato. Una casa, un jardín-huerto, la acequia y el molino en los que no es complicado dejarse llevar mientras se miran y se admiran.
Unos 8.000 metros cuadrados de jardín nazarí que fueron la delicia hace siglos y que hoy permite a Vélez de Benaudalla presumir de tener un auténtico vergel. Calificado, como ya se ha dicho, como único. Un lugar monumental y para estar tranquilos y relajados.
En la actualidad este gran jardín, utilizado como casa de campo hace siglos, está pendiente de un programa de rehabilitación que tiene como objetivo la recuperación de la flora y vegetación, la acequia, fuentes y cascadas. Además, de la intervención en el acceso a través de itinerarios a las cuevas que dan al tajo. Un importante reto. Eso sí, éstas no son las primeras intervenciones en este gran jardín y no siempre han sido interpretadas de la misma manera por todos.
Nuevos proyectos
En estos proyectos de futuro también se aplican otras actuaciones. El jardín nazarí de Vélez de Benaudalla será un Centro de Estudios de Cultura Nazarí. La intención es que este remanso de paz sea un centro de estudios y a la vez eso sirva para estudiar su historia, su jardinería, la evolución de las acequias y todo lo que rodea, en todos los sentidos. Para que eso sea posible se firmó no hace mucho un convenio con la Universidad de Granada, que incluye espacios escénicos de la época nazarí, aulas de estudio y la cultura del agua.
En su día se explicó que el objetivo es buscar y recuperar el jardín tal como era durante la época nazarí y hacer una restauración que sea fiel a lo que era en su momento. Quieren buscar las bases de los pilares originales para hacer réplicas que se ajusten a la realidad. La intención es realizar excavaciones arqueológicas en el muro que bordea el jardín, así como en la zona conocida como de los chirimoyos y la cueva principal, con el fin de buscar cerámicas u otros utensilios y objetivos de la época.
Cuando finalicen estos proyectos los veleños y el resto de granadinos podrán disfrutar más de este entorno en el que abunda el agua y los recuerdos de los que en otros siglos pasearon por este lugar tan próximo a la playa y enclavado entre grandes rocas.
Así pues, un gran jardín con construcciones que siempre han tenido un objetivo: ser lugar de descanso. Por este jardín se puede pasear cualquiera. Antes debe llamar al Ayuntamiento para concertar las visitas.