Este templo del siglo XVI que da a la calle Garzón Pérez y a la plaza de idéntico nombre fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1991. Para Gómez-Moreno Calera se trata de una de las obras más trascendentes de la arquitectura renacentista granadina por las novedades que presenta, iniciando la etapa más original y expresiva de nuestro clasicismo. Según este mismo profesor un documento de 1560 señala como tracista a Juan de Maeda, aunque es muy probable que la primera ideación fuese de Diego de Siloé. Sus dos portadas fueron diseñadas por Maeda aunque se baraja que fuesen realizadas por algún escultor relacionado más con Machuca y el palacio de Carlos V que con la escuela de Siloé.
En el interior destaca su amplia nave con capillas laterales. Destaca la cabecera por su monumentalidad. Cuenta con una bóveda baída en la que se incluyen tres anillos concéntricos con bustos en relieve de los apóstoles. Más hacia el centro aparecen rosetas con bustos de una joven pareja y en otro dos ancianos con barba. El siguiente anillo incluye cabezas de angelitos y el último un relieve de Dios Padre.
La torre de planta rectangular se localiza en el lateral izquierdo y su cuerpo de campanas de forma ochavada y cubierta piramidal. La portada principal es de 1566 y tiene dobles columnas jónicas sobre pedestales independientes. El arco incorpora en sus enjutnas ángeles engalanados que sostienen el escudo del arzobispo Guerrero. En la hornacina central aparece el grupo escultórico de la Encarnación y sobre el mismo un frontón triangular con el escudo imperial en la parte superior. La portada de los pies es más austera, con arco de medio punto, medias columnas corintias y en las enjutas tondos de san Pedro y san Pablo. Sobre la misma una hornacina vacía y frontón recto con angelito en el tímpano.