La Iglesia de Jérez es una bellísima fábrica de estilo mudéjar, de las más bonitas de la provincia, sin duda, no nos la podemos perder. Casi todas sus paredes están exentas de construcciones adosadas, lo cual embellece los volúmenes y podemos hacernos una idea exacta del conjunto. De planta basilical, tiene dos portadas, una mudéjar, que da a la plaza, es la puerta que actualmente usan fieles y visitantes, en el que el uso del ladrillo rojo y el encuadre de la misma con el tradicional alfiz de las mezquitas, no deja lugar a dudas sobre el uso de las técnicas tradicionales que manejaron los albañiles que la construyeron. La otra, orientada al Sur, es de estilo renacentista, con cantería, arco de medio punto, clave con voluta de acanto, columnas corintias y una hornacina con la imagen de la virgen, con concha invertida y columnas dóricas, rematada por un pequeño frontón. A ambos lados dos figuras antropomorfas aladas. Encima del pequeño frontón dos angelitos. En las enjutas, dos medallones heráldicos de obispos.
En el entablamento sobre un friso de piedra encontramos la inscripción ANNO DNIIS 4 IDIEC DE CEMBRIS: Año de nuestro señor 1545, la fecha de su construcción. Esta puerta está siempre cerrada, aunque es objeto de una interesante tradición; puntualmente todos los Domingos de Resurrección, los mozos suben con unas largas escaleras hasta la hornacina y le colocan a la virgen una bandera bordada con mimo por las mozas del pueblo. Es la fiesta de “los bandereros”, ancestral costumbre, sin réplica que sepamos, en los pueblos de la Sierra.
El Sábado de Resurrección, por la noche, se reúnen en un bar los mozos; tras largas deliberaciones se elige una comisión de jóvenes que realizan el juramento de aceptar ser “bandereros”. Ya en la madrugada, los nuevos comisionados se dirigen hasta el pórtico renacentista a colocar la nueva bandera, una salva de cohetes comunicará a todo el pueblo que “ya hay bandera”. A la mañana siguiente todo el pueblo y las imágenes de “la Virgen” y “el Niño” se acercarán hasta la portada para admirar la “tela”.
En su interior, la iglesia consta de una gran nave central y dos naves laterales. El techo, de madera, con artesonado mudéjar es de gran interés, en las naves laterales se abren diversas capillas, algunas con pinturas murales. El altar Mayor es de estilo barroco.