Este baño está en una de las zonas más privilegiadas de Granada: La Carrera del Darro. Es conocido también como Baño del Nogal (Hamman al Yawza) o de los Axares, haciendo alusión este último al nombre que tenía el barrio cuando se construyó: Barrio de los Axares -de la Salud o Deleite- muy elogiado por los poetas musulmanes, tanto por su clima como por los bellos edificios que en él se encontraban, siendo sus límites el puente del Cadí, la puerta de Guadix (situada al final del Paseo de los Tristes) y la calle San Juan de los Reyes.
Los baños proliferaron por todo el territorio de Al-Andalus, no sólo en los núcleos urbanos, sino también en los males -grandes o pequeños -, por lo cual se deduce la importancia que para los musulmanes -andalusíes-, tenía el agua que, en el caso del baño, alcanzaba un doble objetivo: la limpieza corporal y espiritual. Como en la religión cristiana, el agua era un símbolo de purificación, limpieza de los pecados y regeneración. Por ello, tras él se liberaban de aquellos actos realizados contra los preceptos del Corán. Nos hablan también, los baños de la pulcritud del pueblo musulmán, como así testifica el gran Poeta Ibn al-Jatib, en contra de la opinión de otro poeta también de la época, Ibn Jaldum, que consideraba descuidadeos a los habitantes de los núcleos rurales.
Para el abastecimiento del agua a la ciudad los musulmanes construyeron una importante red hidráulica, tomando sus aguas de ríos (Darro, Beiro y Genil) así como de los numerosos manantiales que brotan en los alrededores de Granada, concretamente el barrio de los Axares las tomaba del río Darro.
Aparte de los privados, el Hamman: (baño) era un edificio público, cívico y, en cierta medida religioso. Los habitantes del barrio acudían al baño para lavarse, cortar el cabelo, depilarse, recibir masajes, además de servir como lugar de reunión. Había un horario distinto para hombres y mujeres, éstas abandonaban el hogar sólo para las visitas semanales a los cementerios y para asistir una o dos veces al mes al baño, además allí solían realizarse los preparativos de la novia para la boda.
Los árabes heredaron la tradición de las termas romanas de Bizancio y Roma a través de las ciudades del Próximo Oriente y Norte de Africa, pero redujeron las dimensiones y estandarizaron el tramo de la planta. El concepto de las termas como espacio público, la función de las diversas estancias y algunos elementos arquitectónicos como las cubiertas abovedadas son esencialmente romanos.
Los baños árabes solían tener de tres a cuatro salas, siendo éstas las elementales: Al-bayt al maslaj: vestíbulo o zaguán, lugar de descanso y donde se dejaba la ropa.
Para aislar convenientemente el interior del exterior se empleaban gruesos muros de argamasa (cal grasa con arena y pequeñas piedras) sobre los que se levantaban las bóvedas de piedra y ladrillo con lumbreras o lucernarios octogonales o estrellados para permitir la entrada de la luz, salida de vapores y aligerar el peso de la bóveda. Los muros se revestían de estuco y se pintaban. Las conducciones para el agua y las salidas de humos se revestían con tubos de cerámica (atanores) unidos por sus extremos.
Otros baños públicos en la ciudad son los que encontramos en el recinto de la Alhambra: Baños del Polinario (actualmente acogen el Museo de Angel Barrios) en la Calle Real y el de la Plaza de Armas, a los pies de la Torre de la Vela; restos de baños se encuentran en la calle del Agua (Albayzín), Casa de las Monjas y Colegio de las Mercedarias. De planta rectangular, en ellos se observan las diversas dependencias con que contaban los baños.
A través de un zaguán se accede a un patio con alberca, abriéndose en uno de sus muros una pequeña alcoba con dobles arcos de herradura, una puerta de acceso a la vivienda adosada al baño y otra de arco rebajado que nos introduce en los baños propiamente dicho. Del vestíbulo cubierto con bóveda de cañón y claraboyas, se pasa a la sala de refresco, de pequeñas alcobas abiertas con arco de herradura geminado.
La sala central, de mayores dimensiones, a diferencia de otros baños tiene galería en tres de sus lados, formadas por arcos de herradura que descansan en columnas con capiteles y cimanos (molduras en forma de gola). Se cubre con bóveda esquilada con lumbreras que las galerías lo hacen con medio cañón.
Por último nos encontramos con el caldarium o sala caliente, con distribución similar a la sala de refresco, pero aquí en el muro frontal se abren tres arcos de medio punto, cuyos huecos albergan los baños individuales en los extremos, y en el centro la caldera de agua caliente. Se cubren con bóveda de cañón.
Los materiales constructivos son los usuales en este tipo de edificios: muros de argamasa, arcos y bóvedas de ladrillo.