El baño del Polinario fue taberna en el siglo XIX y a ella acudía la intelectualidad de la época. Allí nació el gran guitarrista clásico Ángel Barrios. Modernamente se ha construido, adosada al baño, una Casa-Museo dedicado a este personaje. El baño fue consolidado por Leopoldo Torres Balbás entre 1935 y 1936.
Se entra desde la calle Real Alta, entre el baño y el palacio adosado, por un pasillo que da acceso a la sala de descanso o al-bayt al-maslaj, que tiene una bella linterna y camas de descanso, como en el posterior baño del palacio de Comares. De allí se pasa a las salas fría (al-bayt al-barid) y templada (al-bayt al-wastani) que curiosamente tiene dos pilas de inmersión, lo que indica que fue reformada en la etapa musulmana. La sala caliente (al-bayt al-sajun) conserva actualmente sólo una pila y la caldera desde la que podemos ver los pilares del hypocausis que sostenían esta sala. Fuera del baño, hacia el Partal, están los restos de la zona de servicio y se conserva una gran alberca que serviría para surtir de agua a este baño.
El uso de los baños públicos estaba perfectamente regulado de tal forma que se separaba por sexos, generalmente la mañana para los hombres y la tarde para las mujeres, y en ellos los mozos o tayyab se encargaban de su funcionamiento y limpieza, y los masajistas o hakkak relajaban los músculos cansados. Estos hammamat no sólo cumplían una función higiénica sino que se une a ella un importante aspecto de relación social en las gratas y largas conversaciones en la sala de desvestirse o al-bay al-maslaj, tras el baño, y un sentido religioso cuando se hacía el alguado o limpieza ritual.
La obligación del alguado era más compleja en momentos especiales como la gran Fiesta de la Ruptura del Ayuno al terminar el Ramadan, o id al-fitr, en la que se hacía una limpieza completa del cuerpo, y por tanto debía de hacerse en un baño.