La Cuesta de San Gregorio está regulada en grande tramos definidos por escalones. Desde su sector más alto se comprueba su clara articulación a la ciudad baja, con una mirada sorprendente sobre el cimborrio de la catedral, que todavía impone su dominio simbólico sobre los edificios de su entorno.
A pesar de las alturas de los paramentos que conforman la calle, queda bien regularizada debido a la anchura del vial, sobre todo en su primer tramo, presidido por la fachada lateral y torre de la iglesia de San Gregorio Bético. Son edificios en su mayoría con solera señorial, donde abundan los balcones y vanos con guardapolvos*, pertenecientes a todos los períodos que van desde el siglo XVI hasta principios del siglo XX.