Tierra fronteriza y fuente de inspiración algunas de sus costumbres para escritores como Federico García Lorca, Moclín mira su pasado con alegría y lo recuerda en tradiciones como la romería del Cristo del Paño. Para solicitar sus favores los habitantes de Moclín pasan un paño por la imagen, cuadro del Cristo del Paño. Dicen que puede ser que esta romería inspirara a Federico García Lorca ciertos pasajes de su obra “Yerma”.
El Cristo del Paño se puede venerar y localizar en la iglesia de la Encarnación, que junto con el castillo que vigila este hermoso pueblo del Poniente fue candidata a ser una de las siete maravillas de la provincia de Granada.
La iglesia fue mandada construir sobre una antigua mezquita musulmana por los Reyes Católicos, sus obras fueron llevadas a cabo por el arquitecto Francisco Prieto Moreno. Su capilla mayor es de mediados del siglo XVI, de Martín de Bolívar.
Dicen que el arquitecto Prieto Moreno fue el encargado de su exterior diseñándole una pequeña espadaña al estilo neoescurialense y una galería mirador en la parte alta de las capillas laterales. Recibe el nombre del cuadro llamado “Cristo con la Cruz a cuestas”, situado en el altar mayor, supuesto estandarte regalado por los Reyes Católicos tras ser conquistada la villa. El templo fue muy reformado tras los destrozos de la Guerra Civil.
El municipio de Moclín es uno de los más ricos en patrimonio histórico y artístico de toda la provincia, con una secuencia milenaria de ocupación humana y abundante presencia de restos arqueológicos de diferentes épocas y culturas. El castillo es el mayor referente de este pueblo con encanto.
En lo más alto
Así, desde el Patronato de Turismo de Granada recuerdan que el origen y la historia de Moclín como fortaleza corren paralelos a los del Reino Nazarí de Granada. Su nombre procede del árabe Hisn Al-Muqlin “fortaleza de las pupilas”. Todo en alusión a su clara condición de vigía permanente. El castillo se construyó en el siglo XIII sobre un elevado terreno para proteger el camino que conducía a la Vega de Granada.
Tierra de frontera en muchas etapas, para los nazaríes se convirtió en el “escudo de Granada”, sobre todo a partir de la conquista por las tropas castellanas de Alfonso XI de Alcalá la Real en 1341 y de Castillo de Locubín. Entre esta fecha y 1486 fueron muy frecuentes las idas y venidas en ambos sentidos, alternando con periodos de entendimiento, hasta que los Reyes Católicos consideraron necesaria su toma definitiva. Tras la caída de Loja, el 26 de julio de 1486 capitula la localidad tras tres días de asedio, convirtiéndose en una de las siete villas obligadas al mantenimiento de Granada. Los propios Reyes Católicos, en el periodo comprendido entre 1486 y 1492, junto con la Corte de Castilla, pasaron largas temporadas en la fortaleza.
El castillo tiene planta irregular, por tener que adaptarse al terreno. Se levanta en la cumbre más alta del entorno, a más de mil metros sobre el nivel del mar. Un buen mirador por tanto. Destacan en él dos zonas bien diferenciadas a lo largo de su historia.
La primera la constituyen las murallas exteriores, que alcanzan su mayor esbeltez hacia el oeste y el sur, decreciendo conforme se avanza hacia los Tajos de la Hoz. En algunos puntos la propia roca hace funciones defensivas. La entrada al castillo se realiza de forma muy característica, su puerta de acceso es de arco apuntado, el acoso se inicia mediante un corredor, situado a extramuros y orientado de oeste a este. Dentro de la primera parte se encuentra también el “albacar”, espacio interior entre la alcazaba y la muralla exterior. Es la rápida descripción de Turismo a uno de los grandes monumentos.
Por el camino real que aún existe se llegaba a la segunda zona del castillo, la alcazaba, a ella se entraba también mediante una puerta en recodo más simple que la principal, en ella sobresale la Torre del Homenaje, la más alta de todas. Está ubicada en el ángulo nordeste del mismo, dando vista a las tierras de Alcalá la Real. Dentro de la alcazaba destaca también el aljibe, de grandes dimensiones y capital importancia en caso de asedio, está situado en la parte superior del castillo. El paso del tiempo tampoco ha pasado el balde en este castillo nazarí del que quedan murallas y restos, que en todo caso son una auténtica delicia contemplar.