Restos arquitectónicos de un baño almohade musulmán del siglo XII, aunque reformado en época nazarí, en concreto en el XIV, se conservan actualmente bajo varios inmuebles y un jardín de la manzana formada por las calles Elvira, San Andrés y placeta de los Naranjos. Su planta es semejante, en gran medida, a la del Bañuelo, pero de más reducidas dimensiones. Se desconoce su nombre arábigo primigenio, pero consta que tras la capitulación de Granada en 1492 pasó a llamarse baño de la Puerta de Elvira, por la proximidad de ésta, y también baño de don Hernando de Zafra, por haber pertenecido en aquel tiempo al secretario de los Reyes Católicos.
En el siglo XIX se le conoció popularmente como Casa de las Tumbas a causa del aspecto externo que ofrecían las bóvedas esquifadas con claraboyas que cubrían las estancias del baño. Todavía a finales de ese siglo, el baño constituía, a pesar de las mermas sufridas por el paso del tiempo, un notabilísimo ejemplo de baño granadino. Por desgracia, las mayores pérdidas se sufrieron a principios del siglo XX, cuando se procedió a su derribo parcial por parte de los propietarios de las casas que se habían levantado con el paso del tiempo sobre él.
Por tanto, de este interesante edificio lo único relativamente bien conservado, aunque con pérdidas, son el vestíbulo, tres estancias abovedadas pertenecientes a la sala fría y los muros perimetrales y dos galerías completas -formadas por arcos de herradura apuntados y columnas- de las tres que conformaban la sala templada principal. En una casa contigua se encuentran los restos de la sala caliente, que tenía alcobas en sus lados separadas por arcos de herradura, que prácticamente estaban destruidos a finales del siglo XIX. Desde la década de los noventa, y tras pasar a propiedad pública, se han llevado a cabo trabajos de desescombro, excavación arqueológica y restauración.