EL paso del tiempo siempre deja huella y suele ir rápido, sin contemplaciones, pero en este monumento las agujas del reloj van lentas y el reflejo de la huella es saludable. El balneario de Alhama tiene unos ocho siglos de historia y ha cambiado su arquitectura, pero aún guarda piedras de antaño y sigue siendo utilizado como tal. Sus aguas se siguen utilizando para curar y tranquilizar. Todo rodeado de detalles históricos y arquitectónicos en un lugar de los que no dejan a nadie indiferente.

En el balneario de Alhama se conservan aún los baños del siglo XII. Es uno de sus grandes atractivos junto a sus aguas que lo han hecho famoso en toda Andalucía y el resto de España. Es referente de turismo de salud y de buen gusto. Está situado al final de una impresionante garganta rodeado de un paisaje de riscos, aguas y vegetación. A no mucha distancia del núcleo urbano, junto al río -también llamado merchán-, se extiende la gran alameda que acoge el balneario. Un conjunto arquitectónico de servicio que ha ido agregando en todos estos siglos nuevas dependencias y reconocimientos.

Los árabes tenían un gran gusto por el agua y lo dejaron claro en muchos de los edificios de la provincia que aún se conservan. En Alhama, en estos baños impregnaron su buen gusto por el agua y por la arquitectura. En aquellos siglos situaron la población cerca del manantial y edificaron sus baños. Crearon junto al manantial un lugar de descanso y cura. La alberca almohade del siglo XII que se conserva en el balneario es buena muestra de estos intereses y preferencias.

En la actualidad estos baños árabes representan la parte más antigua del balneario. Se construyeron sobre un manantial. De planta rectangular, consta de tres salas. La primera rectangular, se cubre con bóveda de cañón, con tres lucernas de estrella. El suelo está más alto que las siguientes salas. Tres arcos de herradura apuntado dan paso a la segunda sala, la más amplia, llena de agua como la tercera y la última, en ésta hay una profundidad de aproximadamente 1,80 metros. La sala central se cubre con bóveda vaida y la tercera de cañón como la primera.

Al margen de los detalles arquitectónicos explicados, en este caso por el Gabinete Pedagógico de Bellas de Granada, entre arco y arco y el techo abovedado, traspasado por lucernas, la luz del exterior llega al interior del balneario reflejando diferentes tonalidades y atmósferas a lo largo del día. Debajo, brota tibio el manantial más antiguo de Alhama de Granada. El balneario de Alhama, que es de gran interés monumental, el aprovechamiento de sus aguas termales, indicadas para afecciones traumatológicas (reuma, artrosis, artritis ) y vías respiratorias, se remonta a los romanos. Los romanos muy aficionados a las termas o caldas, explotaron y acondicionaron sus instalaciones, dicen que en la alberca en la que aún hoy se recoge el agua, es de construcción romana, posiblemente del s. I.

Romanticismo

Por otra parte, el manantial nuevo, como se le conoce, y que brota a pocos metros del antiguo, se descubrió siglos después, en 1884, tras el gran terremoto. Nada más cruzar el río y antes de adentrarse en la alameda, se encuentra el edificio del balneario primitivo, una construcción del 1800. Hasta la desamortización albergó un convento, y luego pasó a ser explotado como balneario, gozando de los años dorados en el siglo XIX, durante los que se convirtió en uno de los balnearios más importantes de Andalucía. El Romanticismo revivió los balnearios y entre otros románticos, consta que estuvo Teófilo Gautier.

Enfrente, y separado por cerca de un kilómetro de parques y jardines, se encuentra el balneario nuevo. Con la modernización de sus instalaciones hoy el balneario de Alhama de Granada se ha convertido en un ir y venir de gentes, mayores y jóvenes, que no sólo buscan un tratamiento para curar sus enfermedades, también requieren tratamientos para relajarse y para ponerse guapos. Nuevas arquitecturas y nuevos tratamientos. Eso sí, los antiguos baños árabes siguen dejando maravillados a todos los que los pisan.