Los romanos dejaron en todo el mundo grandes obras y Granada puede presumir de algunas. Uno de sus símbolos fueron los acueductos y en Almuñécar, siempre influenciada por el agua, la herencia fue, entre otras cosas, uno de esos canales que hoy en día da al municipio ese aire de grandeza, aunque sólo sea a través de unos cuantos tramos porque no se ha conservado en su totalidad. Siendo, eso sí, un reflejo de lo que fue la ciudad sexitana en aquellos siglos.
Construido en el siglo I d.C. fue utilizado posteriormente en el sistema de acequias árabe. La huerta se ha servido de esta antigua construcción durante siglos y siglos y ha servido para seguir dando ricos frutos. En la actualidad alguno de sus tramos, dicen que siguen sido utilizados por el sistema de regadíos tradicional. La de agua que ha pasado por las viejas piedras de este acueducto artístico. Un verdadero monumento de servicios.
Al pasear por el municipio de Almuñécar el tramo a la vista de mayor altura se localiza junto al cauce del río Verde, a la altura del barrio de Torrecuevas. No se aprecia de la misma manera en todos los tramos que se conservan. Por diferentes avatares el acueducto perdió piedras y demás material con el paso de los años y el canal quedó interrumpido.
Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1931 el acueducto romano de Almuñécar, una obra con historia y con solera, ya era citada como muestra de su valor en el siglo XII, por el geógrafo árabe Idrisi. No es el único que ha hablado del acueducto. Hay referencias y estudios gracias a los que se conocen gran parte del recorrido del acueducto. Uno de los documentos en los que se habla de este canal es en “Almuñécar Romana” de F. Molina Fajardo, Almuñécar Romana, en el que se recogen además aportaciones de las distintas publicaciones sobre el acueducto. Estudios utilizados después por el Ayuntamiento.
Así, se recuerda que la conducción romana de aguas de Almuñécar, construida utilizando como material lajas de pizarra, tiene una longitud aproximada de siete kilómetros, con un recorrido a través de topografías muy diversas. Conducciones abiertas, cubiertas abovedadas, túneles, sifones, depósitos y acueductos de muy diferente condición son algunos de los elementos que se encontraban en el recorrido de este acueducto hoy en día convertido en monumento. Cuentan los historiadores que el canal abovedado presentaba una anchura de 50 centímetros y 105 centímetros de altura. Estaba construida con lajas de pizarra como el resto de la obra y se cubrió con bóveda de medio punto.
Los inicios
El acueducto parece tener su inicio en la zona conocida como Las Angusturas, en el río Verde, donde se ha documentado una obra subterránea de captación de aguas. Se trata de un canal abovedado, situado a unos tres metros de profundidad del lecho del río Verde. Esta construcción abovedada tiene una longitud aproximada de 500 metros. A partir de la captación, las aguas discurrían en acequia abierta hasta que en un lugar determinado, hacia el barranco de Antequera, vuelven a un canal subterráneo hasta el tramo llamado acueducto de Torrecuevas, donde se conserva en la actualidad uno de los tramos más llamativos.
Por lo general, cuentan los estudiosos que se pretende -pretendía- que la conducción abovedada transcurriera a ras del suelo, pero esto no siempre fue posible dado lo escarpado del terreno, por lo que sus constructores debieron recurrir al levantamiento de estructuras de arcos para salvar los desniveles.
En los últimos tiempos se “han señalizado” y localizado cinco tramos: el de Torrecuevas, en la margen derecha del río Verde, y otros cuatro -señalizados por algunos como acueductos I, II, III y IV-, en la margen izquierda aguas abajo del río Seco. El acueducto ya citado de Torrecuevas es el de mayor longitud, con 17 arcos de luz normal y otros dos de luz reducida que flanquean a uno normal. A partir de aquí, continúa en forma de canal abovedado apoyándose sobre la topografía natural, aunque en algunos casos se recurre a pequeños tramos de varias arcadas para salvar los desniveles.
Cuando la conducción cambia de cuenca, pasa al río Seco a través de un túnel. Así, donde la conducción se encuentra con tres barrancos, las dificultades se salvan mediante los denominados acueductos I, II y III. El primero, del siglo I, es el tramo de arcadas de menor longitud. Posee un solo piso y consta de cuatro arcos grandes y dos pequeños bien conservados. Se encuentra rodeado por cultivos subtropicales que lo rodean y con confunden.
En el tramo dos se pueden ver dos pisos. El superior, con nueve arcos grandes y dos pequeños, y el inferior, con tres pequeños. El llamado acueducto III está formado por dos cuerpos con nueve arcadas principales flanqueadas por dos de luz secundaria y dos registros muy cercanos a ambos extremos.
Finalizado el acueducto III, la canalización desemboca en un registro (castellum) cuadrangular de unos 80 centímetros de lado, siendo el único documentado de esta forma.
El último tramo conocido del acueducto es el IV, llamado La Carrera, ya en la entrada de la ciudad. Va desde el puente sobre el que pasa la carretera de Málaga a Almería hasta la Carrera de la Concepción, salvando la vaguada hacia en casco antiguo de la ciudad, en dirección a la iglesia de la Encarnación. Otros historiadores que lo sitúan más lejos.