El valle de Lanjarón desciende suavemente en forma de U, característica de los lechos glaciares, desde el Tozal del Cartujo. Consta de dos partes claramente diferenciadas, la primera, la alpina, produce sensaciones de quietud y de calma al caminante; la segunda comienza al pie de la Morra Alta, en los Tajos Haza del Sordo y de La Cobertera, aquí la U adopta forma de V estrecha, se inclina y cae en picado hacia la Alpujarra. A la izquierda está flanqueado por Tajos Altos, el Caballo, Loma del Caballo y Loma de Lanjarón; por la derecha el Pico del Tajo de los Machos, Cerrillo Redondo y la Loma de Cáñar. El lecho del río, rodeado por lagunillos y praderas, entre las que podemos observar con facilidad los blancos ranúnculos, gencianas, tirañas y ranúnculos amarillos, convierte este itinerario en un deleite de los sentidos.
Salimos de la laguna caminando junto al río hasta toparnos con los primeros tajos; observaremos que un veredón de nítido trazado recorre ambas laderas del valle y cruza el río junto a Charca Pala, es Verea Cortá; lo cogemos y ascendemos levemente hacia el Tozal, a media ladera, buscando el sur, Tajos Altos. Enseguida llegamos a la Laguna de Bolaños, desde allí divisamos, semioculto en el valle el refugio de “Peñón Colorado”. Continuamos y en breve nos toparemos con otra laguna, Laguna Cuadrada, que es más bien pentagonal; más adelante nos encontramos un pequeño accidente que da nombre a la vereda: una torrentera corta en invierno el paso, así que se ha colocado un cable para facilitar el acceso. La vereda continúa unos metros por encima, seguimos faldeando Tajos Altos, pronto avistaremos Laguna Nájera por debajo. Llegamos a la Laguna del Caballo.
Junto a ella el refugio del Caballo, con su aspecto semicilíndrico, situado en una explanada a 2.840 m; hacia el valle un Morrón de 2.862 m que propicia la formación de dos pequeñas depresiones por donde evacua sus aguas el Caballo, creando la laguna Nájera y los Lavaderos de la Reina. El Caballo (3.013 m), enclave singular por ser comienzo o fin de “los tres mil”, es de punta roma y desde ella, en días claros, se pueden observar las cumbres nevadas del Atlas y el brillo del Mediterráneo; al oeste la Sierra de Almijara con el Pico El Lucero, más a la derecha Sierra Tejeda y al fondo la Sierra de las Nieves. Hacia el sureste da lugar a la Loma del Caballo que acaba en la Morra Alta (2.518 m) para llamarse a continuación Loma de Lanjarón. Entre la Loma de Lanjarón y la Loma de los Tres Mojones se forma el Panderón de la Rinconada de Nigüelas que dará lugar a la cuenca donde nace el Río Torrente de Nigüelas.
El descenso desde el Caballo se puede hacer indistintamente hacia Nigüelas o hacia Lanjarón. Nosotros vamos a optar en esta ocasión por descender hasta Nigüelas. Hay que bajar por la cara oeste buscando la cabecera del río Torrente; ya en la cabecera nos colocamos en su vertiente derecha, nos acompañan espinos y piornos, y descendemos notablemente hasta llegar a unas construcciones denominadas Las Chozas de Camilo; junto a una acequia sale una vereda que nos va a ofrecer una bajada monótona, agotadora e interminable, ya que emplearemos más de dos horas en cubrirla. La pista, siendo ancha, está cubierta de un polvo blanco que nos produce una fuerte sensación de sequedad. Esta sensación nos durará hasta llegar al río, donde el montañero no podrá resistir la tentación de darse un baño y desquitarse con gran regocijo de la larga travesía. En media hora, tras pasar junto a las agujas calcáreas del Pingurucho de Nigüelas, llegamos al pueblo. Algunos montañeros gustan de la opción de coger un camino que hay a la entrada de la población y que, entre huertos y cultivos de primor, nos conduce, en media hora, a Dúrcal.