El itinerario comienza en el mirador de San Cristóbal, a que podemos acceder desde la parada que el autobús urbano número siete hace en la Carretera de Murcia. A continuación nos acercaremos a la placeta de San Cristóbal para volver otra vez al mismo lugar, desde donde se iniciará un descenso que nos llevará a la cuesta de la Alhacaba y mirador de la Lona. Luego iremos bajando paulatinamente hasta llegar a la calle de Elvira.
“El lugar [colina del Albayzín] les encantó, porque vieron que reunía todas las ventajas, y se dieron cuenta de que estaba en el punto central de una región muy rica y en medio de sus focos de población, y de que, si un enemigo venía a atacarlo no podría ponerle sitio ni impedir en modo alguno que sus habitantes se aprovisionasen dentro y fuera de todos los víveres necesarios. En consecuencia, y en tanto Elvira quedaba arruinada, comenzaron a edificar en aquel sitio, y cada uno de los hombres del grupo, lo mismo andaluz que bereber, procedió a levantar allí su casa”. Abd Allah (Siglo XI)
El texto puede tenerse por acta fundacional de la Granada musulmana. Fue escrito por Abd Allah, último rey zirí de Granada, que fue destronado por los almorávides en 1090 y enviado a un exilio dorado en el norte de África. Allí concibió sus famosas “Memorias”, en las que relata los hechos de su dinastía, entre ellos el traslado de los habitantes de Elvira a una nueva ciudad que erigieron en la colina que después se llamaría Albayzín.
Percibir de una manera meridianamente clara la entidad urbana que entonces se formó es lo que vamos a materializar en el primer hito de este itinerario: el mirador de San Cristóbal. Por tanto, su elección como primer paso para visitar el Albayzín no es caprichosa. Desde él vamos a interiorizar las claves para la interpretación postrera del urbanismo albaicinero.
Aquellos lejanos años del siglo XI y XII han dejado importantes arquitecturas que visitaremos en el itinerario y, junto a ellas, emergerán otras de un Albayzín más tardío como casas nazaríes, iglesias y un ejemplo de excepción: el convento de Santa Isabel la Real.
Otro atractivo de muy distinta índole está en las numerosas visiones que vamos a proyectar sobre la Ciudad Baja, cuya interpretación es desde sus distintos puntos espectacular y necesaria. Es éste otro de los alientos del barrio: el Albayzín-Mirador, el Albayzín desde el que se desparraman innumerables miradas sobre innumerables lugares.
Finalmente, un valor añadido va a ser transitar por un Albayzín bajo y desconocido, ése que está lejos del tópico de San Nicolás y que, a veces, provoca miedos inconscientes en el visitante, que lo ha considerado una zona insalubre y ruinosa. Al final se entenderá que la oferta es interesante, no sólo porque se descubrirán lugares insospechados, sino porque también el espacio está en un proceso de saneamiento continuado.