Comenzamos nuestra primera etapa en Jérez del Marquesado. Salimos en dirección a Lanteira por la carretera y, cuando ésta pasa por debajo de un puente-acueducto, nosotros nos desviamos por una pista que sale a la derecha, es el camino de los Terreros. Pasamos junto a casas de una reciente urbanización para enseguida avistar el gigantesco edificio del seminario de Guadix aunque, antes de llegar a su emplazamiento, cogemos una pista que sale a la izquierda y que junto a los históricos molinos harineros, cuyos propietarios son conocidos con el apodo de “los sintripas”, nos va a conducir a la junta de los ríos Alhorí y Alcázar. En este paraje, salpicado de verdegueantes y gigantescos castaños, observamos que arranca un camino que rápidamente busca la Loma.
Abandonamos la vegetación de ribera, estamos en la Loma de en Medio, vía directa a los tres mil. Esta subida a la cuerda es larga, pero, al igual que el descenso, es de una gran suavidad; no existe en toda la sierra un acceso tan pausado y llevadero, sin contrafuertes o cambios de pendientes bruscos. A medida que avanzamos por el camino vamos comprendiendo el porqué del nombre de esta larga y gigantesca loma. Está escoltada por los barrancos de Alcázar y Alhorí, justo en el centro, entre las lomas del Garbanzal y del Posterillo.
Si el caminante extiende los brazos obtiene la sensación de que casi las toca con sus manos. Son tres hermanas ciclópeas que navegan en un mar de grandes olas, buscando el abrazo del gran gigante, el Picón. La subida es amena, discurre el sendero entre un inmenso bosque de pinos, entre los que se entrevé, de vez en cuando, alguna chaparra. Pronto llegaremos a un punto en el que la loma es sajada por el cuchillo de una pista forestal, viene de Jérez, del centro contraincendios de los Moralillos en dirección hacia el Area Recreativa “La Tizná” y después a Lanteira.
Nuestro objetivo próximo es el refugio del Postero Alto. Este refugio, situado a 1.900 m, responde a un proyecto de la Agencia de Medio Ambiente, no se construyó sobre ruinas de cortijos anteriores, y desarrolla la idea de dotar a la sierra de refugios hoteleros de montaña de calidad. Se gestiona mediante concesión a particulares o empresas durante un tiempo determinado. Su arquitectura es respetuosa con el medio y esmerada, destacando el uso de la piedra del lugar y de la laja de pizarra. La presencia de esta fabulosa infraestructura nos puede hacer replantear nuestro proyecto de integral, ya que podemos pasar uno o dos días, a la ida o a la vuelta, descansando o preparándonos para iniciar nuestra ascensión.
No podemos pasar por alto la situación de abandono que actualmente tienen las dos casas forestales y el entorno del paraje del Posterillo. Situado en la loma derecha, según miramos al Picón, sobre los 1.500 m de altitud, fue centro operativo de repoblación forestal: vivero de altura, casa del guarda forestal y punto de vigilancia. Las dos casas presentan una buena estética serrana y buen estado de conservación, aunque el paraje, enriquecido en su día con plantaciones de diversas especies de abetos, comienza a sentir el peso del abandono y del paso del tiempo.
Una vez que hemos descansado convenientemente en Postero Alto, continuamos nuestra marcha hacia arriba y pronto veremos que la vegetación va a sufrir un fuerte cambio, puesto que los pinos se acercan a su final y comienzan a aparecer los primeros piornos y plantas rastreras: son el indicativo del comienzo del piso oromediterráneo. Más adelante observamos que el camino se abre en las dos opciones del tramo final de nuestro recorrido. El camino de la izquierda nos conduce directamente a la cumbre de la cuerda, tras pasar la Casilla de los Rojos, hoy en ruinas, y que debe su nombre a que aquí estuvo situado un puesto militar de la zona republicana.
Cuentan los lugareños que esta casilla estuvo perfectamente pertrechada, preparada para guarecer a los soldados del Frente Popular de las duras condiciones del invierno serrano; la intolerancia y las duras represalias de los ganadores de la guerra propició, entre otras cosas, que fuera destruida por haber servido a aquella causa.
Accedemos a la cuerda por el Puerto de Trevélez, de donde sale una senda que desciende al pueblo alpujarreño. El camino de la derecha nos conduce al Barranco de Alhorí, hasta el mismísimo nacimiento del río. Esta senda es de una extraordinaria belleza puesto que, al llegar al barranco, el río desciende por entre un gigantesco tobogán, entre borreguiles, despeñándose en un alegre chisporroteo del agua, donde la vegetación de la tundra nevadense nos muestra todo su esplendor y en el que las manadas de vacas, con el pausado “tolón, tolón” de sus cencerros nos pone la nota musical.
Ascendemos por la pradera hasta llegar al mismísimo nacimiento, descansamos mientras reponemos cantimploras y admiramos el brote del agua de las mismísimas entrañas de la sierra. Por encima del mismo hay varios vasares periglaciares que, a modo de grandes escalones, nos conducen a la cuerda. Si nos orientamos hacia el norte nos topamos con el Picón, podemos acceder a él fácilmente por donde deseemos.
Ya arriba, en la cumbre, las vistas son extraordinarias porque por el norte vemos el nacimiento del río Alhama, con el Camarate, Lugros y la Hoya de Guadix, más al este los llanos del Marquesado, con sus pueblos pegados al piedemonte, la sierra de Baza y Filabres, detrás Segura y Cazorla; más al oeste la Loma de Maitena y la de La Cuna de Los Cuartos que nos conduce a Güejar Sierra. Un maravilloso placer obtiene el montañero provocado por la sensación de soledad y pequeñez ante la inmensidad de las montañas.
Nos ponemos en marcha por la cuerda en dirección sur, hacia el Puntal de Juntillas (3.139 m), para, a continuación, toparnos con Cerro Rasero. En éste comienza, o termina, nuestra querida Loma de Enmedio; aquí se juntan los términos municipales de tres pueblos serranos por excelencia, nada más y nada menos que Jérez, Trevélez y Güejar Sierra.
Un kilómetro más al sur está la piedra de los Ladrones, punto en el que la sierra da un giro en dirección SE hasta el Puerto de Jérez, donde nuevamente se dirige hacia el este, buscando los morrones y el Puerto de La Ragua. En estas alturas nos sorprenden los inmensos llanos existentes, pareciera que hubiesen construido 8 ó 9 campos de fútbol juntos, es el resultado del modelado.
La hondonada del Juntillas es impresionante, un gigantesco derrumbadero esquistoso con 200 m de desnivel, en forma de tiesto de maceta, alberga en su fondo el milagro del agua, son las Lagunas de Juntillas.