Una larga cola de gente de todas las edades se extiende frente a la portada del Ayuntamiento de Gor. Ojeras y gestos de cansancio se cruzan con rostros más frescos y descansados de los recién levantados.
Es la hora en la que los que abandonan la fiesta se cruzan con que se incorporan y los unos churros calientes son una buena ‘cena’ para unos y el mejor desayuno para otros. Son las fiestas de San Cayetano en Gor, donde no se duerme y se pasa de la verbena a los toros, de los toros a los churros…
Sin embargo, la de los churros no es la primera cita del día, la mayoría ha participado como público o como corredor en el encierro taurino de Gor. Los encierros de Gor presumen de ser los más antiguos de España o, al menos, los que están documentados en fecha más temprana.
E
stos festejos tienen seguidores que proceden de toda España, como es el caso de Samuel de la Torre, con dos cornadas en el cuerpo, y media península recorrida de encierro en encierro. Samuel dejó hace años que dejó de correr delante de los toros, pero no puede evitar acudir a los encierros, de disfrutarlos y compartirlos. Gracias a él, Pedro Sosa vivirá su primer encierro, aunque deberá tener la retina muy preparada, porque los corredores y la manada de toros pasa rápido camino de al plaza de toros.
Fiesta en torno al toro
En Gor toda la fiestas en honor a San Cayetano giran en torno al toro. «Si no hay toros, no hay fiesta», sentencia Antonio Albarracín. Antonio y su mujer, Josefa Muñoz, viven en Granada desde hace años, pero son de los goreños que nunca faltan a las fiestas de San Cayetano. Pero no sólo de toros se viven las fiestas, Josefa apunta otros atractivos de unas fiestas con marcada personalidad. Josefa enumera la verbena, la procesión de San Cayetano o la tradición de la bandera.
A unas losetas de distancia, se encuentran los orgullos padres del portador de la bandera en esta última edición de 2010. Se trata de Rafael Olmo y María Luisa. La bandera recoge las promesas de los goreños que se han visto cumplidas por San Cayetano en el último año en un recorrido por todo el pueblo. Entre tremolación y tremolación del pendón, la bandera añade cada año buenas noticias de salud, trabajo, dinero, amores. Y todo en forma de cintas.
Las fiestas de Gor son especiales no sólo por la bandera o los toros, también por el ambiente. «Cualquier persona que venga se siente integrada rápidamente entre nosotros», asegura Rafael. Lo confirma Pilar Ballesteros, cuñada de María Luisa, procedente de Noblejas -Toledo-, quien no ha faltado a las fiestas de San Cayetano en los últimos 35 años. A escasos metros de Rafael, María Luis y Pilar, pasean dos de ‘Las Manolas’ de este año que vienen a cumplir las veces de reinas y damas de honor de otras poblaciones.
Andrea Climent y Marga Delgado aseguran que su función en la fiesta es ‘lucir palmito’ en los principales actos de la feria. Pero para cumplir con su misión han de contar con un amplio vestuario que garantice que no se repita modelo de un día para otro. «Es un gasto importante para la familia, pero se lleva con orgullo porque es una tradición familiar», aclara Marga.