La cuenca del río Alhama y de su hermano, el Morollón, es una subcomarca bien comunicada. A su vera pasa la gran arteria vial de Andalucía: la A-92. Sin embargo, a pesar de esta proximidad, es un tierra que se esconde, que rehúye la visita del viajero convencional.
Pero ello no es un inconveniente, sino un valor añadido. El viajero, cuando concluya su visita, no se sentirá defraudado. Probablemente le invadirá el placer de haber descubierto por sí mismo lugares y espacios ignotos, que se resisten a ser valorados y conocidos.
En el Río Alhama hay páramos despoblados que buscan el cielo, enclaves serranos de gran valor ecológico y paisajístico, vertientes sorprendentes de “malas tierras” que se pueden tocar con la mano y un pequeño valle mediterráneo de huertezuelos labrados con primor, entre los que se intercalan manchas boscosas Y junto a ello, pueblos de montaña y otros de valle con viviendas trogloditas imposibles de urbanizar, en los que se celebran fiestas y eventos singulares, adobados con vino y comida de la tierra.
La ruta se iniciará en Paulenca, anexo de Guadix que alcanzaremos desde la A-92, después de cruzar la ciudad por su parte oriental. Una vez visitada la aldea, iniciamos la travesía del páramo que nos lleva a Lugros y Polícar, pueblos situados en la cabecera del río Alhama. Después descendemos al valle y visitamos sus pueblos. Finalmente accederemos a La Peza y desde aquí, si vamos a Granada, claro está, podemos volver por Tocón de Quentar o bien directamente por la A-92.