Entre olivares y campos de cereales se extiende la localidad de Colomera, en la que el viajero podrá contemplar ruinas de época romana y parajes naturales de nuestros días con un gran valor histórico como el paraje Molino del Puente, la calzada romana… Este pueblo está coronado por los restos de una fortaleza y una iglesia renacentista.
De estos rincones naturales y monumentales se puede disfrutar recorriendo en coche unos 30 kilómetros, si se viaja desde la capital de la Alhambra. Este pequeño pueblo, de calles empinadas y angostas, es un magnífico destino para olvidarse durante unos días del mundanal ruido de capitales como Granada, Almería y Jaén o para descubrir nuevos rincones con historias curiosas.
El nombre de Colomera procede de ‘Columbaira’ y significa ‘tierra de palomas’. Los musulmanes la llamaron ‘Granada la chica’, era una de las piezas claves para defender Granada de los cristianos. La torre de Colomera es uno de los vestigios que quedan. De época árabe, se levantó a 1.029 metros de altitud en el cerro más occidental de la Sierrecilla del Chopo, a dos kilómetros del núcleo de la localidad.
Panes y perniles
Otro dato curioso de la historia de este pueblo es que en el siglo XVI era conocida como la villa de las cinco ‘pes’: peces, perniles, peras, perdices y pan. Los peces están aún presentes en el pantano del municipio, donde se pueden practicar deportes acuáticos y pesca.
En Colomera hay una oferta variada para todos; desde deportes, excursiones, visitas a sus monumentos (castillo, ermita parroquial, Molino de las Niñas, puente romano, calzada y necrópolis) a una gastronomía de peso.
En la mayoría de sus platos está muy presente el cerdo y todos sus derivados. No se puede olvidar rociar estos productos con el aceite de oliva virgen extra con denominación de origen ‘Montes de Granada’, tan típico del terreno.
Hay que visitar Colomera y para los ratos libres llevar un buen libro.