Las sierras de Granada se visten estos días de un encanto especial. Es uno de los mejores momentos para disfrutar de la naturaleza. Estos días proponemos a los aventureros coger un bastón, ponerse las botas y viajar a un lugar con encanto como el Parque Natural de Castril, al norte de Granada, para tomar aire fresco y puro, y hacer un poco de deporte.
Sobre la abrupta topografía de la sierra de Castril crece –en las zonas bajas– una vegetación de quercus, encinas fundamentalmente, y pino carrasco, por la que el paseo es más espectacular. Estos ejemplares son sustituidos por fresnos, arces y quejigos en las áreas más húmedas. Más bonitas aún. Estos ejemplares y el agua son una constante en las rutas señalizadas en el parque natural. Hay unas diez ‘oficiales’.
El sendero del nacimiento del río Castril es el primero que recomendamos al viajero. Estos días el agua corre por este paraje tras las lluvias del invierno, aunque ya vuelven a esconderse otra vez bajo la tierra. Hay estampas preciosas. Es una de las rutas más demandadas por los caminantes. La dificultad es poca y la duración, dependiendo de lo que cada uno quiera recrearse disfrutando del entorno, está estimada en una hora. Para acceder a este sendero hay que llegar a los Cortijos del Nacimiento, al final del carril que parte de Castril en dirección al citado paraje. Para su inicio debe tomarse un camino de herradura y a unos 500 metros se abre una vereda que continúa junto al canal de la central eléctrica, que exige cierta precaución. El paisaje del nacimiento hace olvidar las penas, aunque sólo sea por unos instantes: tajos y grandes paredones rocosos.
La cerrada de la Magdalena o Malena es otro de los lugares mágicos. Para llegar hay que tomar el carril del nacimiento en dirección norte. Después se pasa el campamento turístico El Cortijillo; un kilómetro más tarde se cruza el puente de Pino Hermoso, punto de inicio de este sendero. Está catalogado dentro de los de dificultad baja y es de corta duración. Es un recorrido que puede hacer cualquier visitante que, además, se va a encontrar con los paisajes más característicos del parque. Se atraviesa un encinar y un pinar muy próximos al río y finaliza en el paraje de la cerrada del barranco de la Magdalena.
Cámara y prismáticos
Y otra de las sendas para las que el viajero debe ponerse botas y coger los prismáticos y la cámara de fotos es la del río Castril. La dificultad es media y la mayor parte del recorrido transcurre junto al cauce. Durante la caminata, el aventurero recorrerá profundos barrancos excavados por los arroyos que vierten sus aguas. El recorrido comienza en el Centro de Visitantes de Castril, al que se accede por la carretera que lleva a Pozo Alcón. Como en la mayoría de los parques naturales este centro es una excelente referencia para conocer la idiosincrasia del terreno, ver alguna exposición, atender a alguna explicación y recabar más información sobre las rutas. En Semana Santa estará abierto todos los días.
Después de la caminata del día, el viajero podrá disfrutar por la tarde-noche del pueblo de Castril, declarado monumento histórico. Y además, volver la vista hacia La Peña, monumento natural, para olvidarse de los muros de cemento de las ciudades.
Se puede aprovechar la estancia en Castril para viajar a Huéscar, Orce, Galera… y visitar los yacimientos históricos de la comarca. Son interesantes. En la zona también se pueden hacer otros deportes de aventuras como la espeleología o escalada.