El Sacromonte y su Abadía son fundamentales en la historia de Granada. El emblemático barrio es un referente, un espacio con encanto y con duende. Todo ello reflejado en la Abadía desde su propia entrada hasta en la singular ruta por las Santas Cuevas repletas de símbolos y peticiones.
Para conocer el barrio y su Abadía, seguiremos una pequeña ruta, partiendo desde el Paseo de los Tristes, caminando junto al río Darro y bajo el monumento de la Alhambra. Al final del paseo, torcemos a la izquierda y subimos por la famosa Cuesta del Chapiz.
La cuesta del Chapiz es una larga y endiablada pendiente, en la que es preciso retrotraernos al pasado. Por aquí debió subir la muralla que cerraba el barrio de los Axares, que permitió la formalización del arrabal Blanco, muy desprovisto de caserío y que, tras grandes vacíos, se cercaba por la muralla de don Gonzalo.
A esta cuesta asoman importantes organismos que pertenecen a instituciones públicas. Son, por tanto, visitables, lo que nos invita a prestarles mayor atención. Se trata del Carmen de la Victoria, residencia de huéspedes ilustres de la Universidad de Granada; de las Casas del Chapiz, sede de la Escuela de Estudios Árabes y Hebraicos, que alberga una de las bibliotecas más importantes de España especializada en temas islámicos y, hacia la mitad de la cuesta, las escuelas del Ave María.
A medida que avanzamos por la Cuesta del Chapiz advertiremos que nuestra ubicación nos permite tener unas magníficas vistas panorámicas de Granada y de la Alhambra, además de recorrer las calles típicas y sus casas blancas y casas-cueva. Encontraremos una señalización que nos guiará hacia el camino del Sacromonte, un barrio de tradición gitana y flamenca, conocido por sus fiestas de cante y baile flamenco, en lugares como la Peña de la Platería, la cueva museo de María la Canastera o la Cueva del Parrón. Por el citado camino llegaremos a una colina sobre la que se encuentra la Abadía.
Abadía del Sacromonte
El monasterio se caracteriza por ser el lugar donde, en el siglo XVII, se encontraron unas placas de plomo, los libros plúmbeos, que relataban el martirio de San Cecilio, San Tesifón y San Hiscio.
Tras un largo proceso y declararse primero como falsas, las reliquias son admitidas como auténticas. El arzobispo de Granada Pedro de Castro, funda en 1607 esta iglesia colegial dedicada a San Cecilio para culto a los mártires. Las Santas Cuevas se convierten en un espacio de rituales que ha perdurado hasta nuestros días y la Abadía ha ido acumulando un rico patrimonio artístico y bibliográfico.
Tras atravesar grandes puertas, se llega al museo, que se ubica en la antigua zona dedicada a la clausura, en su planta baja. En ese espacio está muy bien representada la imaginería barroca granadina, así como la pintura y la orfebrería. El museo y la sala capitular están juntos. La biblioteca cuenta con un fondo muy rico en el que destacan la colección de incunables y manuscritos.
La sacristía es otra de las referencias del monumento. En la iglesia de estructura sencilla, pero enriquecida por los muchos elementos decorativos que tiene, en el retablo barroco está la imagen de alguno de los mártires y las reliquias, que se exponen al público durante la celebración del patrón allá por el mes de febrero. Pero si estos son tesoros apreciados en la Abadía, la capilla bautismal es la antesala a un lugar aún más especial, que no es otro que las conocidas popularmente como catacumbas.