Existen en Freila escasos restos de una torre vigía y de una fortaleza de origen mozárabes, así como de otra llamada de Al-Maruq, que se encuentra en la misma orilla del pantano del Negratín pero no ha llegado a ser cubierta por sus aguas. Por otro lado, la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora de la Anunciación, fue edificada en el siglo XVI, poco después de culminarse la conquista por las tropas cristianas y asentarse los nuevos colonos. Y por último hay, en lo alto de un cerro próximo al núcleo urbano, una ermita también muy antigua. Peculiaridades Durante las fiestas de San Marcos, en el mes de abril, los vecinos salen de romería al campo y comen las tradicionales rosquillas, además de cocinarse una paella popular que se distribuye entre todos los romeros. El Sábado Santo de cada año tiene lugar una curiosa tradición que consiste en sacar los jóvenes del pueblo un paso con una imagen de la Virgen y los menos jóvenes otro con una de Jesús, por distintos caminos y en pugna para ver quien llega antes a la plaza, donde se encuentran. Con todo, la peculiaridad más acentuada de este municipio es la fascinación que provoca en los visitantes el casco urbano antiguo, formado en su totalidad por viviendas-cuevas que constituyen más de un sesenta por ciento de las casas de todo el pueblo.
Historia
La existencia de numerosas viviendas-cueva en este municipio y su histórica vinculación a toda la comarca de Baza, permiten pensar que Freila ha tenido asentamientos humanos desde la Prehistoria, aunque no se conocen yacimientos arqueológicos concretos. Sufrió las consecuencias de la guerra de la Reconquista, primero, de la rebelión de los moriscos, después, y por último de la expulsión de éstos tras la victoria de don Juan de Austria en tierras alpujarreñas. Nunca ha tenido gran número de habitantes, aunque se supone que durante el periodo islámico fue más amplia su población que en la actualidad.