Existen en Ferreira vestigios de distintas civilizaciones. Por ejemplo la iglesia parroquial, levantada en el siglo XVI casi inmediatamente después de la conquista por los cristianos, que tiene una preciosa torre de estilo mudéjar. Pero también unos baños árabes, en finca de propiedad privada, que se conservan muy bien, así como una casa en el centro del pueblo que se construyó manteniendo parte de una alcazaba igualmente árabe y que ha sido adquirida recientemente por el municipio para instalar en ella, tras una pequeña rehabilitación, las oficinas y servicios del Ayuntamiento. En lo alto del cerro próximo al núcleo urbano quedan también escasos restos de un castillo musulmán, quizá del que hablaba Al-Idrisi, apenas unas piedras. Peculiaridades La Virgen de la Cabeza continúa siendo objeto de amplia devoción en este municipio y su festividad es una celebración muy participada y popular. El día de la romería con la que se devuelve la imagen mariana hasta su ermita se cocina una paella para todos los romeros.
Historia
El nombre procede indudablemente de una raíz latina alusiva al hierro, muy abundante en toda la comarca y ligado siempre a la historia de este municipio. Aunque fue con los árabes cuando alcanzó mayor protagonismo, siendo citada en sus crónicas por el geógrafo Al-Idrisi, en el siglo XII, como lugar fortificado que se hizo famoso, curiosamente, por sus cosechas de nueces que, dice la tradición, se abrían solas. Como toda la zona, sufrió los avatares de los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes durante mucho tiempo y posteriormente las consecuencias de la expulsión de los moriscos tras su rebelión alpujarreña. Cuando cayó en manos castellanas pasó a formar parte del marquesado de Zenete que se inició con Rodrigo de Mendoza.