Alhama tiene numerosos puntos que merece la pena conocer, por ejemplo los restos de sus murallas y la antigua fortaleza árabes, reconstruida ésta en el siglo XX; o las iglesias de la Encarnación y del Carmen, ambas del siglo XVI y la primera de ellas de estilo gótico construida por Enrique Egas y Diego de Siloé, con una magnifica torre de piedra y una importante colección de vestiduras litúrgicas, algunas de las cuales se cuenta que fueron bordadas por la reina Isabel la Católica. También se puede ver la fachada gótica isabelina de la que fue Casa de la Inquisición, sede del Tribunal del Santo Oficio; el Pósito, sinagoga judía hasta el siglo XIII y silo para el grano en la época medieval; el hospital de la Reina, de estilo renacentista del siglo XV; el caño Wamba, fuente también renacentista decorada con los escudos reales de los Reyes Católicos y Carlos I; la antigua cárcel, construida en tiempos de Carlos II, y las mazmorras, excavadas en la roca por los árabes y utilizadas a veces como prisión y en ocasiones como despensa. Por último, no debe olvidarse el puente romano, levantado en el siglo I y que da acceso a una alberca en la que se bañan tanto vecinos como visitantes durante el invierno. Peculiaridades Alhama de Granada cuenta con un reputado balneario de aguas termales cuya bondad para la salud está históricamente reconocida, ya que fueron explotadas tanto por los romanos como por los árabes, y científicamente demostrada. Por otro lado, durante la feria de septiembre se celebra una curiosa romería, llamada del vino, en la que hay degustación gratuita de los caldos.
Historia
Enclavada en la sierra de Tejeda, en un barranco en el río del mismo nombre, ha disfrutado siempre de una posición estratégicamente privilegiada. El lugar fue habitado durante el Neolítico y de ello se encontraron restos en los márgenes de río Marchán, en los cortijos El Navazo y El Chopillo, y en las cuevas del Agua, de la Mujer y Los Molinos. Durante la estancia romana fueron explotadas sus aguas termales, aunque el nombre actual proviene de la época árabe en la que alcanzó suma importancia hasta el punto de que fue fortificada. Cayó en poder de los cristianos en 1482, conquistada por el duque de Arcos, y su toma dio origen a la guerra de Granada. El terremoto de 1884 provocó en ella una gran destrucción, aunque se reconstruyó respetando su arquitectura tradicional gracias al rey Alfonso XII.