Es digna de visitar la iglesia de la Virgen del Rosario, construida en el siglo XVII y reedificada en 1833. En el Cortijo de la Ermita se conservan interesantes restos romanos y en La Rábita los hay de un castillo árabe concebido para la defensa de la zona, y se mantiene una Torre de Vigilancia cuyo protagonismo fue esencial durante varios siglos. Peculiaridades Aún en el interior, Albuñol guarda una estrecha relación con el mar. Y por él, vino su patronazgo. Cuenta la historia que la imagen de San Patricio fue encontrada en las playas del municipio después del naufragio sufrido en sus proximidades por un barco irlandés, que al parecer huía de la represión religiosa inglesa. Por eso Albuñol comparte patrón con Irlanda. En los últimos años han proliferado en este municipio los cultivos bajo plástico, aunque se mantienen en la zona los cultivos de almendra y vides, origen de ricos caldos del tipo Costa. En La Rábita existe una pequeña flota pesquera que surte de una gran variedad de especies al mercado.
Historia
Situada entre las ramblas Ahijón y Aldháyar, al pie del cerro de Kas Yeseras en la ladera de la Sierra de la Contraviesa, forma parte de la comarca de la Alpujarra. Su origen se remonta al año 3500-3400 antes de Cristo, como demuestran restos humanos, enseres personales, joyas, vestidos y utensilios hallados en la Cueva de los Murciélagos, en el siglo XIX, y que se han datado en la época del Neolítico tardío; restos que fueron a parar al Museo Arqueológico Nacional y se cedieron parcialmente después al Museo Arqueológico de Granada. Pero documentación escrita sólo hay a partir del siglo XV pues la población, conocida entonces con el nombre de Buñol, alcanzó destacado protagonismo en la época árabe y posteriormente con los moriscos, que fueron expulsados a raíz de la sublevación de Aben Humeya, quedándose el municipio prácticamente despoblado hasta que volvió a ser ocupado por castellanos, leoneses y gallegos bastante después, pasando a pertenecer al Señorío del conde de Cifuentes. En el final del siglo XIX y principios del XX también fue muy nombrada gracias a la destacada actividad política de Natalio Rivas, hijo de la villa, diputado a Cortes por el distrito electoral de Órgiva y varias veces ministro.