Nos situamos enfrente de la única construcción religiosa que pervive en una calle de indudable carácter civil, ya que los dos conventos preexistentes integrados en ella, en un caso desapareció hace tiempo –el convento del Ángel Custodio, derribado en 1933 para construir el Banco de España– y en el otro ha sido reconvertido a uso hotelero en 2001 –convento de Santa Paula-. Esta iglesia jesuita, de estilo neogótico, fue el primer edificio levantado en la Gran Vía a partir de 1897, conforme al proyecto realizado por Francisco Rabanal Fariñas, quien unos años antes, en 1894, ya había construido para la orden de los jesuitas el Colegio Máximo de Cartuja, integrado hoy dentro del Campus universitario de Cartuja, construcción con la que el Sagrado Corazón comparte el uso del ladrillo visto de tradición mudéjar en la fachada. La iglesia se finalizó en 1900, año en que se concluyeron los trabajos de sus dos torres.
En el paño central de la fachada principal destaca la portada de piedra, formada por tres vanos apuntados, el central mayor que los laterales. Sobre ella se sitúa un gran arco apuntado en el que se insertan tres ventanas lanceadas con decoración de crestería. Sobre la cornisa de ladrillo, sostenida por modillones de ladrillo y ménsula de piedra de hojas de acanto, el cuerpo central se remata por un pretil con labor de crestería, interrumpido por un frontón con elementos góticos coronado por la Cruz, también presente en el relieve de piedra que cobija el tímpano, hecho en ladrillo.
El paño central se flanquea por los dos laterales de las torres-campanario, también construidos en ladrillo, salvo en el cuerpo de remate. Las ventanas superiores vuelven a utilizar el arco apuntado gótico, incluido el cuerpo del campanario. El elevado cuerpo de remate de piedra blanca se compone de arcos apuntados entrelazados y contrafuertes rematados por pináculos en las esquinas. El conjunto se corona por un templete de arcos lobulados.
El interior tiene una sola nave de cuatro tramos, coro situado a los pies y cabecera poligonal. La cubierta es de bóvedas de nervios de tradición gótica. Sus nervios son recogidos por los baquetones de los pilares. En los laterales de la nave se forma un segundo piso cerrado con antepecho de crestería. Destaca en este interior la presencia de la talla del Cristo de la Buena Muerte, fechada en el siglo XVII, y del retablo neogótico con tabernáculo de la capilla mayor, en el que, junto a esculturas de la Inmaculada y San Ignacio de Loyola, destaca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra de Francisco Font, la cual se veneraba anteriormente en la iglesia de los Hospitalicos. A cada lado del retablo cuelgan lienzos que representan a San Ignacio de Loyola y a San Luis Gonzaga.