Desde la inauguración de la estación de ferrocarril de los Andaluces en 1874, el lógico aumento de movimientos de personas y mercancías comenzó a exigir la creación de una comunicación rápida y directa entre este punto y el centro de Granada.
El proyecto de la Gran Vía supuso un cambio radical respecto a las prácticas urbanísticas aplicadas en Granada durante las décadas anteriores. Se trataba de abrir una nueva calle, rompiendo su trazado histórico mediante una gran operación de expropiaciones y derribos.
Juan López-Rubio, Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Granada, fue el promotor del proyecto, ya que lo veía como un negocio tras el incremento de actividad de la Vega de Granada y la necesidad de una gran vía, a semejanza de las creadas en otras urbes europeas -como París- para mejorar el tránsito de mercancía, la higiene y el ornato públicos, así como la creación de puestos de trabajo en la ciudad.
Una vez seleccionado el trazado de apertura de la Gran Vía de Granada, siguiendo el modelo de la Avenida de la Ópera de París, López-Rubio lo presentó ante la Junta directiva de la Cámara de Comercio en 1890, que inmediatamente lo hizo suyo, y propuso que la vía se llamase Gran Vía de Colón y que sería inaugurada en 1892, coincidiendo con el cuarto centenario de la Toma de Granada y del Descubrimiento de América.
Se trataba de una calle de 20 metros de anchura abierta entre el Triunfo y la actual Reyes Católicos. Actualmente, y tras una reforma en el año 2006, la calle es la principal arteria del casco histórico con aceras anchas para acoger a la multitud de peatones que se pasean por el centro.