El cobertizo de Santa Inés puede amedrentarnos porque es un callejón sin salida, sombrío y angosto, pero para los amantes del mundo medieval es un ejemplo excepcional del tejido urbano que debió existir por esta parte de la Granada musulmana.
Como su nombre indica, existe un cobertizo que conserva alguna decoración, lo que da a entender que al menos se remonta a la época morisca. Se trata de uno de los escasos ejemplos conservados en la ciudad de construcción volada, muy habitual en la Granada musulmana y que empieza a desaparecer del paisaje urbano a partir del programa de regeneración del espacio público impulsado por el Cabildo tras la conquista de la ciudad.