Una de las visitas obligadas en este pueblo es la Cueva de las Ventanas. Está a algo más de un kilómetro del núcleo poblacional y se puede llegar desde la plaza con un tren turístico. La visita se inicia en una sala bastante amplia a la que se puede acceder por tres lugares diferentes. En este recinto se puede observar el relieve de la roca esculpida el agua a lo largo de los años.
Al fondo se entra en un estrecho corredor ñel Pasilloñ lleno de cúpulas y recovecos. Eran utilizados en la Prehistoria para los enterramientos. Este pasaje lleva a la sala de los Desprendimientos y de ahí a la sala de las Piletas, llena de estalactitas, estalagmitas y coladas. En uno de los rincones de la sala está el mirador conocido como el Barranco Grande, de unos veinte metros de profundidad y donde se puede percibir la sensación de vacío.
Después de rodear esta sala se accede a la pasarela metálica que da paso a una gran cornisa, los Puentes, donde se ven arcos de roca en una galería conocida con el nombre de la sala de las Columnas. El paisaje subterráneo es espectacular. De la cornisa se desciende por rampas metálicas, se llega a la Cuesta de la Lluvia, después a la sala de los Priores y tras ver la sala de la Cerería se cierra el circuito en la sala de entrada.
El castillo, que domina el pueblo, es otro de los referentes de esta localidad en la que abundan los restos arqueológicos. El castillo árabe está en el suelo, pero hay unas magníficas vistas desde allí. En Píñar también se localizan la Fuente de la Zarza, Tajo de Águila (pinturas), Dolmen del Chilleron, Cerrillo de la Orea y el Cortijo de Periate.