De la época romana quedan en este lugar un torreón de vigilancia y un puente por el que se accede a las pozas de sal, así como algunas termas que también fueron usadas por los árabes y de las que se conservan las cúpulas de piedra y la piscina termal. Igualmente islámico es un antiguo aljibe. La iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción es del siglo XVI y tiene alfarje mudéjar. La capilla de San Vicente, junto a la iglesia, conserva el cuerpo del patrón en una urna de cristal, vestido de romano con casco y espada. Peculiaridades La Malahá sigue teniendo una piscina termal con capacidad para 250 personas, cuya agua ofrece comprobados beneficios terapéuticos para dolencias del sistema nervioso, la piel y enfermedades como el reúma. Lo más curioso, sin embargo, son sus salinas que están abastecidas de agua por el río Salado y continúan en funcionamiento. Aunque muy disminuida, se mantiene la tradición de que los mozos lleven a las casas de las mozas la madrugada del Domingo de Resurrección ramas de árboles, interpretándose según el fruto un grado diferente de interés hacia ellas. También se demostraba sentimiento de rechazo estrellando tomates contra las puertas.
Historia
Aunque el nombre actual procede del término árabe al-Mallaha, que significa alquería de la sal, hay testimonios de que este lugar estuvo habitado desde la época del Imperio Romano, tiempo en el que ya se explotaban sus salinas. Después los godos la llamaron Mizarza en alusión a los beneficios de sus aguas termales. Y los Reyes Católicos cedieron la explotación de las salinas al El Zagal cuando éste rindió en 1489 las plazas de Guadix y Almería. Durante el siglo XIX experimentó un auge extraordinario gracias a su balneario, cuya fama se extendió por toda Europa.