Recomendable para iniciar esta ruta circular de dificultad media-alta es comenzar el ascenso a partir de la estación de ferrocarril de San Francisco. Desde allí podemos tomar un ancho carril que bordea el monte Hacho, fácilmente distinguible por la caseta blanca que se aprecia desde lejos en su cima. Un sendero fácil de transitar, solo con mayor dificulta en el primer tramo con un ascenso pronunciado, y en el que encontraremos las ruinas de la ermita del Calvario y paisaje de olivares.
A continuación hay varias posibilidades de subida: si seguimos el carril, llegaremos a una cantera y frente a ella, sube una pista en zigzag; o atravesar una pequeña cancela que queda a la derecha de la pista, frente a un refugio para el ganado, e ir ascendiendo buscando los senderos más cómodos, algunos de ellos rehabilitados por el Excmo. Ayuntamiento de Loja, dentro del programa de señalización y recuperación de caminos.
Nosotros aconsejamos coger esta segunda opción que si bien es más larga, permite atravesar zonas de bosque de pinar, y apreciar la flora y fauna de la zona típicas del monte mediterráneo. Desde Cañada Galilea no dirigiremos buscando siempre la cima, la cara Este del Hacho. Ya durante el trayecto apreciaremos espectaculares vistas de los pueblos y la Vega del Genil.
Continuando el camino marcado por pequeños mojones llegaremos al punto geodésico del Hacho (1070 m.). La cumbre ofrece una panorámica de la zona que merece la pena tomarse un tiempo para disfrutar, haciendo una breve parada para descansar o tomar un tentempié. Desde allí se puede divisar el cerro de las Monjas, el río Genil, la piscifactoría del Frontil, el valle del Genil, y parajes cercanos a los pueblos de Archidona (Málaga) e Iznájar (Córdoba).
Continuamos la marcha y tomando de referencia el repetidor de telecomunicaciones elegiremos para el descenso el sendero de la cara norte en muy buen estado, que nos conducirá a la cantera de áridos. Desde allí podremos escoger a la izquierda para salir al Barrio de San Francisco, o hacia la carretera de Ventorros de San José, para continuar por la realenga hasta el nacimiento del Frontil.
