Se encuentra el Centro de Interpretación de las Altas Cumbres en el kilómetro 23 de la carretera de Sierra Nevada, justo en el cruce de las Sabinas, nada más pasar la gasolinera. Si llegamos hasta aquí subiendo desde el Genil por la carretera del Hotel del Duque, desembocaremos directamente en la antigua carretera y tendremos que descender unos metros para acceder al edificio del centro de interpretación.
Nada más acercarnos a él, nos llamará la atención su estilo constructivo, típicamente serrano, con gran tejado de pizarra, muy inclinado, en el que predominan la piedra y la madera. Pero, más aún nos impresionará el sitio en el que se encuentra situado ya que, hacia el norte, nos ofrece una magnífica perspectiva en la que destacará la visión de Sierra Harana y la Sierra de Huétor, en la que podremos distinguir algunos de los pueblos del Arco Noreste de la Vega de Granada y, más cercano, el Calar y el pueblo de Güejar Sierra, con el valle del Genil a nuestros pies. Nada que objetar a su ubicación ya que, encontrándose dentro del Parque Nacional, en absoluto supone una agresión al mismo, a pesar de su estratégica situación.
Una vez en su interior, encontramos un agradable lugar, mezcla entre tienda y espacio divulgativo que debemos recorrer sin prisas, solicitando, si nos hiciera falta, información sobre cualquier aspecto de la sierra, que, amablemente, nos será facilitado por las encargadas del centro, en un mostrador situado nada más entrar. Interesante es la pequeña librería de ejemplares sobre temas serranos, que nos ayudarán a conocer y recorrer la sierra, vistosa la tienda de productos de la zona y muy atractiva la colección de láminas y fotos de la misma. Además, como en todo centro de interpretación que se precie, existen carteles explicativos y gran cantidad de objetos referentes a la flora y la fauna de Sierra Nevada, ordenadores interactivos y, como adorno, elementos y utensilios relacionados con el mundo de la nieve.
No faltan las maquetas, entre las que debemos destacar la que se encuentra en el piso superior y que representa, a gran tamaño, el Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada. Merece la pena tratar de identificar los picos y pueblos que aparecen en la misma, lo cual nos llevará un buen rato y, en ocasiones, nos resultará dificultoso, aunque un buen truco, para hacerlo más fácil, es localizar primero los cauces de los ríos: el Genil se identificará por el Pantano de Canales y, a partir de él, no nos resultará complicado distinguir sus afluentes y, por deducción, los pueblos por los que pasan. Una vez “pateada” esta zona, nos trasladaremos al Valle de Lecrín y, pasados el Dúrcal y el Torrente, el río Guadalfeo nos permitirá situar los ríos Lanjarón, Poqueira y Trevélez y los pueblos de sus correspondientes valles. La carretera del Puerto de la Ragua nos servirá para descubrir los llanos del Marquesado y sus pueblos, apreciando, incluso, las minas de Alquife y –minúsculo- el castillo de la Calahorra. Si cuesta mucho trabajo, el mejor amigo, en estas ocasiones, es un mapa. De todas formas, no olviden que se trata tan sólo de un juego: para conocer bien estos lugares no les quedará más remedio que recorrerlos. Ojalá esta maqueta despierte su curiosidad.
Si después de tanto esfuerzo necesitamos reponer fuerzas, disponemos, sin salir del edificio, de un pequeño bar y una terraza en la que alimentarán más las vistas que el café que nos estemos tomando; y, si hemos decidido traer un bocadillo, en la parte posterior del edificio hay un espacio, a la sombra, con mesas de madera, donde poder comérnoslo.
Antes de abandonar el lugar tenemos que hacer una obligatoria visita: en el otro lado de la carretera, que deberemos cruzar con mucha precaución, se encuentra el monumento a Juan José Santa Cruz, constructor de la carretera de la sierra. Un simple bloque cuadrangular en el que se ha colocado una placa en la que puede leerse: A Juan José Santa Cruz. Ingeniero, diputado y sobre todo, hombre. 1995. Un merecido reconocimiento que bien merece un momento en nuestro paseo.