En la Puerta de las Granadas, realizada en el siglo XVI por Pedro Machuca, empieza nuestro paseo hacia la Alhambra. La Puerta está erigida con sillares almohadillados, como decoración general, y está formada por tres arcos, uno central para carros y otro dos laterales peatonales. Está rematado por tres granadas y debajo un escudo imperial soportado por la Paz y la Abundancia humanizadas.
Tras la puerta están las Alamedas, que ocupan el perímetro de la Alhambra que arranca desde la puerta de las Granadas hasta la torre del Agua, incluyendo los nuevos paseos, Torres bermejas y la subida la Generalife.
En esta zona estuvo en la etapa musulmana el gran cementerio de la Sabika, el maqbarat al-Sabika, aunque no tenemos ningún dato arqueológico de su ubicación. En este cementerio se enterraron, según testifica Ibn al-Jatib en su Lamha al-badriyya, el primer sultán nazarí, Ibn al-Ahmar o Muhammad I, y los sultanes Muhammad III y Nasr, y el hayib, o general en jefe de Yusuf I, Ridwan que murió en 1359, y demás cortesanos de la medina a lo largo de todo el periodo nazarí.
Los árboles mayoritarios son los álamos, los almeces y los olmos. Estos últimos están sufriendo, desde las últimas décadas, el grave problema de la grafiosis que los aniquila por desgracia.
El paseo de la izquierda, a Norte, es peatonal y tiene su arranque en una cruz de mármol que en 1599 costeó Leandro de Palencia, artillero de la Alhambra. Esta cruz fue derribada una noche de 1932 y levantada de nuevo ese mismo año por Leopoldo Torres Balbás. Este paseo asciende entre bosques hasta el pilar de Carlos V y la puerta de la Justicia o de la Explanada.
El pilar de Carlos V se apoya en un gran murallón de cinco cuerpos divididos por pilastras renacentistas, de los que tres ocupan el frontispicio de la gran pila, que se abre en el primer cuerpo con tres bocas o caños labrados con cabezas humanas con pámpanos de vid como pelo, que representan los tres ríos de Granada: Genil, Darro y Beiro. A los lados aparecen el escudo de la Casa de Mendoza. El segundo cuerpo está centrado por una cartela en la que se lee en latín “Imperatori Caesari Carolo Quinto Hispaniarum regi” (Emperador y César Carlos V, rey de los españoles). Remata el frontispicio un frontón curvo con el escudo imperial, así en este hito conmemorativo del poder imperial, los Mondéjar se equiparan al poder de Carlos V.
En los cuatro cuerpos del muro que no ocupan el frontón hay otras tantos tondos o medallones de iconografía imperial en los que se representan, ahora muy deteriorados, a Hércules matando a la Hidra, Frixo y Hele sobre el Vellocino, Dafne perseguida por Apolo y Alejandro Magno sobre su caballo Bucéfalo.
La puerta de la Justicia o de la Explanada se protegió a mediados del siglo XVI con un gran cubo de artillería que lo protege en uno de sus ángulos. En este cubo se colocó en el siglo XX la placa conmemorativa que recuerda que la Alhambra fue nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1984. Debajo de la torre de Barba hay un pilar en alto, que parece del siglo XIX, en el que se instaló una placa en la que se lee “Granada a Washington Irving. 1859-1959”, en recuerdo al gran escritor estadounidense que vivió en la Alhambra en el siglo XIX y aquí compuso sus famosos “Cuentos de la Alhambra”.
El paseo de la derecha, al Sur, es también peatonal y asciende entre bosques hasta el Campo de los Mártires, y por un camino lateral hasta Torres Bermejas. En el arranque de este paseo, justo al lado de la puerta de las Granadas se colocó una lápida con un panegírico a al-Ahmar, fundador de la dinastía nazarí, redactado por el poeta Francisco Villaespesa.
En el Campo de los Mártires Leopoldo Torres Balbás halló en 1928 una gran mazmorra de las que formaban las cárceles en la etapa musulmana. Esta mazmorra fue reexcavada en la década de 1990 y estudiada por Jesús Bermúdez López.
El castillo de Torres Bermejas o del Mauror es de la etapa nazarí, pero en sus orígenes, de los que no tenemos restos arqueológicos, sería el más antiguo de Granada ya que se situó en esta alta colina que domina toda la zona que habitaron los judios a comienzos del imperio Romano (s. I-II d.C. aproximadamente), emigrados desde Oriente y que se establecieron en lo que actualmente es la Antequeruela y Realejo.
El paseo central o de carruajes o coches se divide en tres tramos llegando hasta la subida al Generalife desde dónde ahora está el Hotel Washington Irving. El primer tramo arranca de un pequeño pilar renacentista, que fue reconstruido en 1838. En el segundo tramo, tras la primera placeta, podemos ver entre la arboleda el Arco de las Orejas, reconstruido entre 1933 y 1935 por Leopoldo Torres Balbás, que salvó de esta manera los restos de la bab al-Ramla, la puerta del Arenal, que se hallaba ubicada en la entrada a la plaza de Bibrambla y fue demolida por el Ayuntamiento entre 1873 y 1884, aunque hubo una fuerte polémica ciudadana en contra de esta demolición que finalmente se llevó a cabo.
En el tercer tramo del paseo central, ya peatonal, se colocó en 1921 el Monumento a Ángel Ganivet, ilustre escritor granadino del siglo XIX, obra del escultor Juan Cristóbal, y un poco más arriba hay una cruz esbelta levantada en 1641 por D. Iñigo López de Mendoza, quinto marqués de Mondéjar.