En 1910, a iniciativa del Duque de San Pedro de Galatino, se decide construir la carretera de la Sierra, de la que será principal artífice el ingeniero Santa Cruz. Sucesivas remodelaciones han ido transformando su aspecto y, tal vez, este trozo de “Las Sabinas” sea el que más respete el trazado original de D. Juan José Santacruz y Garcés de Marcilla al que, junto al Duque de San Pedro, deben Granada y la sierra un especial agradecimiento que quedó reflejado en el monumento al duque que, erigido por iniciativa del Centro Artístico, hay en el Paseo del Salón y en el que puede leerse: “Fue mi anhelo abrir camino a la sierra y ofrecer a Granada sus emociones y tesoros”.
En 1931 llega esta carretera al punto en que nos encontramos, el Dornajo y, precisamente aquí, merece la pena que paremos. El sitio es fácil de reconocer ya que los pinos han desaparecido, las sabinas se arrastran por el suelo y la carretera forma unos “caracolillos” (curvas cerradas) que se superponen unos a otros: en primer plano el Dornajo y, tras él, el Trevenque presiden un espectacular viso de sierras granadinas. También desde aquí podremos apreciar como estamos bordeando el pico del Dornajo por la parte norte mientras la nueva variante, la del Dornajo, lo hace por la sur. Desde 1935, año en que sube el primer coche al Veleta, ¿cuántas personas habrán podido disfrutar de estos lugares gracias a esta carretera y a los que la hicieron posible?
Más arriba llegamos a un cruce: estamos en el Collado de las Sabinas desde donde nos dirigiremos a Pradollano. Lo mejor es, o bien seguir ascendiendo y entrar por la parte alta de la urbanización, lo que nos irá acercando a la Plaza de Pradollano como si la fuéramos sobrevolando; o bajar un poco y entrar por el desvío que nos indica al Centro de Alto Rendimiento.
Antes de entrar en Pradollano, debemos seguir, carretera arriba, hasta llegar a la zona del albergue militar de la Hoya de la Mora donde una cadena nos impide el paso con vehículo.
Si es invierno, y vamos con niños, nada más divertido que alquilar un trineo y probar lo fría que está la nieve. Si es verano, es obligado acercarse al Albergue Universitario y sacar billete en los minibuses-lanzaderas que nos permiten acercarnos a las altas cumbres, concretamente a las Posiciones del Veleta –antiguas construcciones militares- y, desde allí, andar por una sierra que, en verano, desprovista de nieve, nos ofrece su lado más agresivo.
Una buena guía de senderos por Sierra Nevada y un buen abrigo, aunque sea en Agosto, por si acaso, nos serán de suma utilidad.