A escasos kilómetros de la capital, en la vertiente oeste del Parque Natural de Sierra Nevada, a 878 metros de altitud y a orillas del río que lleva su mismo nombre, el viajero encuentra el municipio de Dílar, un auténtico paraíso para el turismo rural que, además, brinda estampas de una gran belleza. El entorno natural de la localidad facilita la práctica de senderismo, paseos en bicicleta o a caballo y también en quads.

El paisaje está dividido. Por un lado, la ribera del río Dílar entre álamos y chopos; por otro, campos de olivos, pinos y encinas. Hay varios puntos en los que practicar deporte o en los que impregnarse de aire fresco dando un simple paseo. No hay ninguna excusa para no perderse por estos enclaves o para disfrutar callejeando por este pueblo que estuvo ya habitado en la Edad de Bronce, y en el que destacan arquitecturas como la del castillo del Marqués, la ermita de la Virgen de las Nieves y la iglesia de iglesia de Santa María de la Concepción.

Zonas

Dílar es un enclave con un gran atractivo turístico. Una de las zonas preparadas para recibir a los excursionistas es el Aula de la Naturaleza de Ermita Vieja, que se ubica en el valle del río Dílar, a tres kilómetros del pueblo del mismo nombre, rodeada de bosques de riberas y masas de pinares de repoblación, encinares y matorrales. Otra es el centro de innovación educativa Huerto Alegre.

Y uno de los lugares donde descansar y disfrutar al mismo tiempo de todo lo expuesto es el alojamiento rural El Encinar de Bizcandía, a tres kilómetros del pueblo, sito en el Pago de Cuesta Blanca. Dispone de ocho habitaciones que se pueden alquilar a partir de 50 euros. Desde el propio alojamiento se realizan excursiones de senderismo para subir a Ermita Vieja menos de una hora y otras de más duración que llevan hasta el puerto de la Mala Mujer o la Silleta del Manar.

Son una dificultad baja. También existe la posibilidad de llegar hasta Sierra Nevada-La Dehesa, excursión de más de diez horas. Paula, la dueña del alojamiento, también prepara ricos platos alpujarreños, barbacoas y muslos al pavo cortijero. Después, a descansar al saloncito con chimenea.