Pocas cosas se pueden comparar con la belleza de un amanecer o un atardecer y si se contempla desde alguno de los miradores del Albaicín granadino menos todavía. Pasear por el barrio que alberga el asentamiento humano más antiguo de la ciudad de Granada es un regalo para todos los sentidos a cualquier hora del día, pero por las mañanas este rincón luce una luz especial.
Desde el Albaicín –para algunos ‘barrio de los halconeros’ y para otros ‘barrio en cuesta’– se pueden admirar las mejores panorámicas de la capital granadina. Si bien, todas las miradas se giran siempre hacia la Alhambra. El lugar más popular desde donde descubrir la Torre de la Vela, el Generalife… es el mirador de San Nicolás, aunque desde la mayoría de las callejuelas siempre se otea alguna bonita instantánea de este maravilloso monumento.
Señora honesta
Aunque el mirador de San Nicolás no es el único rincón con encanto desde donde descubrir la Alhambra. El palacio de la Dar-Al-Horra es el otro lugar. No sólo por las fotografías que brinda al viajero, sino por el significado de esta ‘Casa de la libre’ o ‘Casa de la señora honesta’ ya que en ella vivió la madre de Boabdil, el último monarca de la dinastía nazarí. Este pequeño palacio construido en el siglo XV es una joya. Se puede acceder por el callejón del Gallo y visitar de lunes a viernes de 10.00 a 14.00 horas.
Desde sus ventanas también se divisan unas bonitas vistas de la iglesia de San Cristóbal y de parte de la barriada albaicinera que parece dormida en el tiempo con sus casas y cármenes de antaño y el manto del silencio roto solamente por el ruido de los coches o de los pájaros.
Después de recorrer el palacio de Dar-Al-Horra –sus accesos no son los más idóneos, pero como en el resto del Albaicín hay que disfrutar de lo auténtico y dejar de lado lo adicional– se puede hacer una parada en el mirador de la Lona para observar el lado más bullicioso de la ciudad: Gran Vía, Constitución… y en medio de tanto edificio la Catedral. Unos pasos más adelante está la plaza de San Miguel Bajo, un buen lugar para almorzar, cenar o simplemente tomar un refresco en sus terrazas y disfrutar de la tranquilidad. Por las mañanas la plaza está más vacía y se respira un aire diferente. Pero los fines de semana sus bares bullen de gente. La iglesia de la plaza se construyó en el siglo XVI sobre una antigua mezquita, como todas o casi todas las del barrio, y el aljibe, junto a la portada lateral del templo, es del siglo XIII.
A escasos metros se encuentra otro referente del Albaicín, el monasterio de Santa Isabel la Real, fundado en 1501 por la reina Isabel la Católica. En la actualidad está en obras, aunque la Fundación Albaicín espera retomar las visitas guiadas a mediados de octubre.
Después de ver el palacio de Dar-Al-Horra, asomarse a los miradores, ver una iglesia… toca el turno de entrar a un carmen típico. Uno de los que se puede visitar en esta zona es el de los Geranios, que alberga el museo Max Moreau –está abierto de martes a sábado de 10.30 a 13.30 y de 17.00 a 19.00–. Allí encontrará bonitas vistas a la Alhambra, jardines en los que reina el sosiego y el material con el que trabajaba el artista belga –Moreau donó su carmen a la ciudad– en su estudio.
25 aljibes
Cerca del Carmen de los Geranios está el aljibe del Rey, el mayor de los aljibes musulmanes de Granada. En la actualidad su bóveda queda dentro del llamado Carmen del Aljibe del Rey, sede la Fundación Albayzín. En el barrio hay 25 aljibes. Algunos son el mencionado de San Miguel Bajo y otros el de San Nicolás, San Cristóbal, San Bartolomé, el del Paseo de la Harina, de las Tomasas, San Luis, el Trillo o el de San José. En el paseo por el Albaicín –se puede estar días descubriendo rincones– nadie se puede ir sin visitar iglesias como la de San Cristóbal, San Nicolás, San Bartolomé, Santa Ana –en la parte baja– y el Salvador y San Miguel Alto. Precisamente este domingo se celebra la romería en honor a San Miguel que sale de El Salvador para terminar en la ermita de San Miguel Alto. Desde allí las vistas sobre Granada son magníficas.
En el Albaicín se pueden hacer cientos de itinerarios, asomarse a decenas de calles estrechas, subir cuestas como la del Chapiz y descansar en una pequeña esquina oliendo a jazmín o geranios. La Fundación Albayzín cuenta, no obstante, con unos dípticos en los que se señalan tres posibles recorridos para que nadie se pierda nada. Se pueden recoger en la sede de la Fundación.
Un consejo, aíslense un poco de las obras del barrio y disfruten de su esencia. Es muy fácil enamorarse en el Albaicín y del Albaicín.